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¿Qué se va a acabar primero?

martes, 3 de julio de 2018

Campañs caras, campañas cortas o de plano mejor sin campañas

Uno de los aspectos más odiosos del proceso electoral es la millonada que nos cuestan las campañas. Se ha propuesto una reducción sustancial de la duración de las campañas, pero según algunos analistas, tal reducción atentaría con la equidad de la contienda pues los candidatos que al inicio de las campañas estuvieran abajo no tendrían suficiente tiempo para acortar la distancia con el puntero.

Recuerdo una declaración de Anaya casi al final de la campaña respecto a que López Obrador era como los malos equipos de futbol que nada más están esperando el final del partido; entonces yo pensé que Anaya hubiera quierido otros tres meses de campaña para ver si alcanzaba a Andrés Manuel.

Antes de este proceso yo tenía una posición más extrema respecto a las campañas, yo opinaba que no debería haber campañas, que éstas se sustituyeran por una ronda de debates y al término de estos, a votar señores.

Una vez concluído este proceso y habiendo visto los debates creo que tal vez en ese mi esquema, y dado su desempeño como polemista, López Obrador para esta hora no sería Candidato Electo.

El resultado de las elecciones entonces se deben a la campaña de acercamiento a las poblaciones que hizo Andrés Manuel, distinta a la de Meade que apelaba a la estructura del PRI y a la de Anaya que se gastó todo el dinero en publicidad por internet.

Tal vez una campaña de acercamiento genera un mejor vínculo emocional del elector con el candidato, es decir, que un candidato llegue a escuchar a la gente del poblado más remoto y jodido de la Sierra Madre sí debe ser importante para el elector, tal vez se diga: "bueno, éste al menos vino a vernos a nosotros a los que nadie pela".

De todos modos creo que sí debe hacerse algo para que no se tire tanto dinero en las campañas.

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