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¿Qué se va a acabar primero?

miércoles, 4 de julio de 2018

Los debates, espectáculo electoral

De verdad creo en el valor de la discusión, del intercambio de ideas, del debate, de verdad creo que son buenas herramientas para llegar al conocimiento y al acuerdo. Pero esto sólo es posible cuando el objetivo de los participantes es llegar a tal conocimiento y acuerdo.

Cuando el propósito es hacer ver mal al contrario y cuando la intención es evadir los ataques para no incurrir en exabruptos que resten puntos de popularidad lo que se tiene no es un debate propiamente dicho, sino más bien un espectáculo no muy lejano de los pleitos callejeros o de vecindad.

No creo que este comportamiento de candidatos en próximas debates electorales se modifique a menos que sea castigado por los votantes. Es interesante revisar de que manera fueron tratados los candidatos por los encuestados después de los debates.

Al parecer el desempeño más castigado fue el de Anaya, tal vez porque se hizo evidente (por la labor de Verificado 2018, por cierto) que muchos de sus ataques eran mentiras o verdades a medias. A pesar de que Meade siempre fue el polemista mejor preparado con cifras y datos, los encuestados no lo premiaron. López Obrador con su táctica de no responder a provocaciones mantuvo sus números; yo creí que los encuestados le iban a castigar sus dos exabruptos: "si yo tengo esos departamentos te los regalo" y "Riqui-riquín-canallín", pero no, se le perdonó.

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