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¿Qué se va a acabar primero?

jueves, 20 de octubre de 2016

Rubén Bonifaz Nuño y el alimento espiritual

Nadie que se alimente exclusivamente de un sólo tipo de alimento podría estar sano ¿verdad? La base de una buena nutrición está en la variedad y balance de todos los tipos de alimentos.

¿Qué pasaría con un espíritu que solamente se alimentara con un solo tipo de alimento? ¿qué pasaría con un espíritu que sólo recibe alimentos de mala calidad? Supongo que no sería un espíritu sano.

¿Cuales son los alimentos para el espíritu? El principal de los alimentos, ahora sí que la proteína espiritual, es el amor. Las fuentes de amor pueden ser diversas, la familia, la pareja, para los creyentes sería Dios...

Las reflexiones sobre todos los aspectos de la existencia también nutren el espíritu. Y supongo que los carbohidratos, es decir lo más chabocho, sería la búsqueda de la belleza, ya sea en la Naturaleza o en el arte.

Para que tu espíritu reciba algo chabocho y nutritivo, te dejo aquí uno de los poemas de Rubén Bonifaz Nuño que aparece en el número 10 de "Para leer de boleto en el metro". Leelo y dime si alguna vez te has sentido así y si el Komander o algún regetonero han abordado el tema:

Los demonios y los dias.

Para los que llegan a las fiestas
ávidos de tiernas compañías
y encuentran pareja impenetrable
y hermosas muchachas solas que dan miedo
-pues uno no sabe bailar, y es triste-;
los que se arrinconan con un vaso
de aguardiente oscuro y melancólico,
y odian hasta el fondo su miseria,
la envidia que sienten, los deseos;

para los que saben con amargura
que de la mujer que quieren les queda
nada más que un clavo fijo en la espalda
y algo tenue y acre, como el aroma
que guarda el revés de un guante olvidado;

para los que fueron invitados
una vez; aquellos que se pusieron
el menos gastado de sus dos trajes
y fueron puntuales; y en una puerta
ya mucho después de entrados todos,
supieron que no se cumpliría
la cita, y volvieron despreciándose;

para los que miran desde afuera,
de noche, las casas iluminadas,
y a veces quisieran estar adentro:
compartir con alguien mesa y cobijas
o vivir con hijos dichosos;
y luego comprenden que es necesario
hacer cosas, y que vale
mucho más sufrir que ser vencido;

Para los que quieren mover el mundo
con su corazón solitario,
los que por las calles se fatigan
caminando, claros de pensamiento;
para los que piensan sus fracasos y siguen,
para los que sufren a conciencia
porque no serán consolados,
los que no tendrán, los que pueden escucharnos;
para los que están armados, escribo.

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