Hay de pobres a pobres. No es lo mismo alguien empobrecido por deudas que alguien que ni siquiera ha tenido la oportunidad de ser sujeto de crédito. Como diría el refrán: "Mas tiene el rico cuando empobrece, que el pobre cuando enriquece."
Y hablando de oportunidades; no es lo mismo haber nacido como un hijo deseado por sus padres que ser producto de un embarazo adolescente o de una violación. Pero en ambos casos llega un momento en que sea que haya o no tenido las debidas oportunidades habrá de tomarse la propia vida en propias manos y ser responsable de ello.
Permíteme una pequeña digresión: En esos lejanos tiempos cuando nuestra especie vivía supeditada totalmente a la Naturaleza y la esperanza de vida rebasaba apenas la segunda década y por ello era necesario que los individuos se reprodujeran lo más pronto posible, la Naturaleza nos dotó de la capacidad de ser sexualmente maduros alrededor de los doce años.
Poco a poco hemos ganado terreno a la Naturaleza y hemos aumentado nuestra esperanza de vida, con la paradoja de que seguimos siendo maduros sexualmente a partir de los doce años, pero que para sobrevivir en el terreno ganado a la Naturaleza es necesario tener no solo madurez sexual sino madurez emocional y esa empieza a lograrse alrededor de la segunda década. Fin de la digresión.
Tenemos entonces que biológicamente somos capaces de procrear a los doce años, pero que a esa edad nos faltan capacidades, emocionales, intelectuales y económicas que provocan que los embarazos adolescentes sean el inicio de un círculo vicioso en el que cada generación se ve más empobrecida que la anterior, dado que padres adolescentes con todas esas carenias se hacen cargo de un nuevo ser que carecerá de oportunidades de educación que sus padres no pueden darle y la probabilidad de que ese nuevo ser sea a su vez padre adolescente se incrementa.
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