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¿Qué se va a acabar primero?

martes, 5 de enero de 2016

La constelación del Metate

La mitología griega recoge la historia de un campesino que estaba muy triste porque su hijo había muerto. En esas estaba cuando a su casa llegaron unos viajeros.
El campesino, a pesar de su duelo, los recibió, les dió alojamiento, vino y comida. Los viajeros comieron hasta hartarse y bebieron hasta emborracharse y ya en puntos pedos le agradecieron al campesino su hospitalidad y le dijeron que en realidad eran dioses, que les pidiera lo que quisieran. El campesino dijo que estaba muy triste por la muerte de su hijo. Los dioses le pidieron que los llevara donde estaban los restos.
Una vez allí y por los efectos del vino, no se aguantaron las ganas y orinaron sobre el cadaver, el cual volvió a la vida por los efectos de los meados divinos. Por haber sido orinado le llamaron Orión y el resucitado se convirtió en un gran cazador.
Los griegos quisieron inmortalizar a Orión y le pusieron su nombre a la constelación que según ellos parece un cazador. A ver ¿tú ves un cazador? Tal vez lo veamos si nos mean los dioses, pero la verdad es que no se ve por ningún lado.
Los pueblos prehispánicos también agruparon las estrellas en constelaciones y a la que conocemos como Orión nuestros antepasados le veían forma de metate; la constelación del Metate. Y a esa que los griegos le veían forma de Osa, los astronomos prehispánicos le veian forma de papalote: la constelación del Papalote. Tiene más sentido ¿no te parece?

Historia referida por Julieta Fierro. Astrónoma y divulgadora de la Ciencia.

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