Por Marcelo Ebrard:
Opciones para esta historia
Si algo ha caracterizado la situación a partir de la presentación de las iniciativas de reformas constitucionales del presidente Peña, ha sido la ausencia de debates. Lo que tenemos es una propaganda financiada con recursos públicos, de miles de millones de pesos, pero no debates informados que permitan a las ciudadanas y los ciudadanos formar su propio criterio y que la nación en su conjunto, tome una decisión sobre su activo principalísimo que son los hidrocarburos.
No voy a repetir ni a reiterar aquí los argumentos que ya se dieron y que tienen que ver sustancialmente con la inconveniencia de emprender una reforma constitucional de tal envergadura sustancial, con un gobierno que está presentando como argumento principal en el exterior - y a veces también aquí - como argumento principal, para animar estas reformas constitucionales, que debieran ser llamadas contrarreformas, o estas propuestas, dos argumentos ha dado el gobierno de México: Que no se tiene tecnología y que no tenemos recursos.
Les pido por favor que reparemos un momento en lo que significa lo que el presidente de México está planteando: Cuál es su dimensión política, más allá del petróleo y el gas.
La dimensión política de lo que está planteando hoy el gobierno mexicano es no sólo la reversión del espíritu que animó las decisiones del año 1938 y antes 1917, sino su sustitución, por una especie de derrotismo nacional como inspiración política de nuestra actividad y nuestras políticas públicas.
Un gobierno que dice que dice: Vamos a modificar la Constitución, no porque queremos tener otro diseño, sino porque no podemos, no sabemos, y no tenemos.
Exactamente lo opuesto en sentido estricto a lo que fue el proyecto nacional que está sintetizado en la Constitución del 17 y que las decisiones de 1938 son consecuencia directa, de esa misma visión política y estratégica para que México pudiera tener autonomía, ingresos propios, programa de desarrollo, aspiraciones a su propia tecnología.
Por eso se fundó también el Instituto Politécnico Nacional, se financio la expansión de la Universidad Nacional Autónoma México y muchas otras decisiones.
Si se adopta la filosofía política que anima al peñismo hoy, tendrá entonces también que adaptarse y adoptarse nuestro proyecto hacia el futuro a la idea conformista y derrotista, de que México no tiene ni puede tener la tecnología necesaria, para explotar sus principales activos, nada más.
Se reduce también a hacer la combinación que fuera necesaria, a adquirir aquello que nos hiciere falta, a desarrollar aquello que pudiéramos hacer en el corto y mediano plazo.
Es el único caso en la historia contemporánea, de que un país que tiene reservas inmensas de gas y petróleo, se planteara una ruta así y una filosofía de esa naturaleza, para los próximos años.
Yo me pregunto como podría entonces México en los próximos años, aspirar a modificar la distribución del ingreso y a generar riqueza, si vamos a partir de esa filosofía política, de esa idea de que nosotros no tenemos cómo hacerlo, de que es preferible que alguien más lo haga.
No sólo es grave por lo que ya expongo, sino porque el gobierno de México ha hecho de esta decisión su tabla de salvación y su mas urgente prioridad de modo que, en cualquier negociación internacional - porque es en lo que estamos -, cuando un gobierno dice: me urge porque estoy en recesión, porque todas mis credenciales en el exterior dependen de esas reformas, me urge que se haga al costo que sea.
Y habría que preguntarnos – inclusive para aquellas y aquellos que puedan no estar en esta reunión por supuesto – pero simpatizar con una mayor participación privada en el ámbito de los hidrocarburos, si también van a estar de acuerdo en que se haga una negociación de esa naturaleza.
Si también van a respaldar y aplaudir los graves conflictos de interés que va a vivir nuestro país, si se admite y se permite esta reforma que está planteando Peña Nieto.
Si se va a respaldar una idea sobre el futuro de México así de cerrada y de oscura. Yo pienso que no, por eso le urge al gobierno que se apruebe.
Y por eso sí es cierto lo que está diciendo The Wall Street Journal y The Financial Times y llevamos meses negando - el gobierno mexicano -, todos los pasos que ha venido dando y que allá afuera en el exterior, se están reportando. Les urge.
Celebro que esté aquí el presidente de nuestro partido, para quienes militamos en el PRD. Que estén aquí senadoras y senadores que representan a 16 millones de mexicanas y mexicanos que son el origen de su voto.
Porque la pregunta que habría que hacernos - es evidente que estamos en contra de que se haga una reforma así -. Es evidente que rechazamos la filosofía política del derrotismo, la renuncia a un proyecto nacional, que es lo que está presentando Enrique Peña Nieto y su grupo. Es evidente.
Pero entonces, qué vamos a hacer?
Se planteo por el Ingeniero Cárdenas que llamáramos a un referéndum nacional que ahora Miguel Concha y Lic. Muñoz Ledo explican cuáles son sus fundamentos.
No se puede modificar la Constitución al arbitrio del gobierno en turno, así tenga la anuencia de la mayoría de los senadores, porque están tocando o afectando o modificando un artículo Constitucional, esencial. No está autorizado - por lo que acabamos de escuchar - el constituyente permanente, para modificar decisiones fundamentales del país.
Tiene que consultarse a toda la población, como se ha hecho en otras democracias del mundo. Se planteo esta ruta estrategia. Ya tiene tiempo. Muchas semanas.
Tenemos que reunir un millón 636 mil firmas si queremos ser serios, creíbles y contundentes y verticales, en lo que estamos diciendo y convocando a nivel nacional.
No podemos decir que estamos en contra de esa reforma y no tener las firmas para obligarlos a que se haga la consulta nacional. No basta con votar en contra, eso ya lo sabemos, eso es un imperativo categórico.
Nadie en la izquierda mexicana puede atreverse a votar en favor de una iniciativa de una reforma constitucional que va en contra de los principios del partido que los postula. Que va en contra de la plataforma que presentaron, ante las instancias electorales.
No se podría no se esperaría que ninguna ningún senador o diputado federal vote a favor de las iniciativas que está presentando Enrique Peña Nieto, pero eso no es suficiente.
Lo que sería suficiente es que tuviéramos ya el millón 636 mil firmas, antes de que pretenda siquiera, pasar el dictamen al pleno del Senado de la república.
Lo que si seria indispensable es que no permitiéramos ni consintiéramos que esa consulta nacional, se mande hasta el 2015.
Porque igual tiempo va a tomar reformar la Constitución para que la consulta sea previa, que el tiempo que tomaría reformar la Constitución para acabar con el principal activo del pueblo de México.
Entones, la pregunta aquí es: qué hacer. Y yo convoco y digo, como un militante del PRD, que sea el PRD el que encabece sin titubeo alguno, la oposición eficaz y contundente a esta iniciativa de contrarreforma constitucional que compromete gravemente el futuro de México.Que no tengamos las ambigüedades que acabamos de ver en la reforma hacendaria, vergonzosas.
Que actuemos con resolución y que en esta hora de México demostremos por qué la izquierda mexicana, no sólo tiene el derecho y la razón para gobernar a México, sino también tiene las agallas y la integridad para hacerlo y que el día de mañana nos digan: Aquélla, fue su hora mejor.
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