En contingencias como la que en estos momentos está pasando México, resulta conmovedor la solidaridad espontánea con la que la población acude a ayudar a sus hermanos en desgracia. No pocas veces esa solidaridad se ha visto defraudada cuando después de varias semanas de aportaciones en los centros de acopio empiezan a surgir evidencias del lucro político y monetario que obtienen algunos ojeis que se aprovechan de la buena voluntad de la gente y se roban el acopio o lo venden o lo condicionan por apoyo político para tal o cual organización.
Esto provoca que mucha gente decida no aportar nada para que su aportación no sea presa de la corrupción, con lo que se reduce la ayuda para los damnificados. Otra actitud es la de aportar con la conciencia del riesgo que existe de que vivales se aprovechen de la ayuda, con todo y eso algo le llegará a quien de verdad lo necesite.
Hay una tercera opción para que la gente de buena voluntad ejerza su solidaridad y al mismo tiempo reduzca las probabilidades de alimentar la corrupción. El problema es que para realizar esta opción se requiere de tiempo, es decir, que para que, con la propuesta que voy a describir se pueda ayudar a la gente, se debió echar a andar desde hace algunos meses. De todos modos es conveniente que consideres la propuesta pues evidentemente en el futuro México enfrentará nuevas contingencias; nuevos fenómenos meteorológicos, nuevos terremotos, etc. Así que para lo urgente no queda más remedio que entregar nuestra aportación a las instancias de siempre y hacer votos porque llegue a quien lo necesita y para el futuro empezar a organizarnos de la siguiente manera.
Esta propuesta surgió de Coordinación Ciudadana, intento de organización horizontal impulsada por el maestro Tomás Mojarro El Valedor, está inspirada en las brigadas estudiantiles que llevaron a cabo el movimiento Estudiantil de 1968 y de la organización espontánea con la que la población de la Ciudad de México atendió a sus vecinos atrapados entre escombros.
La propuesta aterriza en la organización de células ciudadanas autogestivas que pueden tener cada una distintos objetivos. Uno de ellos es el establecimiento de centros de acopio permanente. Supongamos que quieres organizar una célula. Lo que tienes que hacer entonces es ponerte en contacto con tus amigos, vecinos o familiares y comprometerse a hacer aportaciones con regularidad para acopiar lo que a estas alturas ya sabes que se necesita en momentos de desastre; lo único que necesitarían además de voluntad es un lugar para almacenar lo acopiado, este lugar puede ser un cuarto que no utilices. Es necesario que se lleve un control riguroso de lo que se va aportando, porque , aunque toda esta labor se apoya en la buena voluntad, hay que hacer siempre cuentas claras para evitar suspicacias de que algún miembro de la célula se esté aprovechando.
Cuando surja alguna eventualidad en tu comunidad como la que ahora están viviendo tantas comunidades de nuestro país, tu célula estará en la posibilidad de ayudar de inmediato a tus vecinos. Piensa, si en esas comunidades ahora incomunicadas y desabastecidas se hubiera organizado una célula ciudadana, en estos momentos serían menores sus penalidades y desesperación al estar aguardando por una ayuda gubernamental que, según se ve, tardará mucho en llegar.
Si necesitas asesoría para formar tu célula comunícate con el maestro Mojarro
http://valedor.org/tag/tomas-mojarro/
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