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miércoles, 10 de abril de 2013

El Principito este año

El Principito es un libro inagotable a pesar de su brevedad; lo leo una vez al año y siempre encuentro algo nuevo, algo que no había visto, en lo que no había reparado o que no había reflexionado.

La primera vez que lo leí fué a sugerencia de una profesora (no de literatura por cierto) quien aseguraba que durante la dictadura militar en Argentina era posible encontrar las obras completas de Marx pero era imposible conseguir El Principito, considerado por los militares argentinos como un libro subversivo.

¿Es subversivo El Principito? Indudablemente lo es: cuestiona en todo momento a la autoridad en todas sus formas; empezando por "las personas mayores", siguiendo por los gobernantes, los hombres de empresa y ni la autoridad de los hombres de ciencia escapa de la agudeza de El Principito.

Pero ¿por qué prohibir un cuento para niños y no el Capital de Marx? Porque lo que a Marx le toma varios tomos cuestionar, El Principito lo pulveriza con un contundente e ingenuo párrafo:
"Para mis volcanes y mi flor les es útil que yo las posea, pero a las estrellas no les sirve de nada que tú las poseas"- Le dijo el Principito al banquero y pone en tela de juicio la legitimidad de la propiedad privada.

Para El Principito la clase trabajadora, representada en el cuento por el farolero y el guardagujas, es la única clase de personas cuya existencia tiene sentido.

Pero este año El Principito me ha enseñado que las separaciones no tienen porque ser una pérdida; El Principito tiene una dolorosa separación de su rosa, el zorro sufre al separarse del Principito y también para el narrador resulta doloroso separarse del personaje central. Pero en todas las separaciones el ser amado se expande hacia todas las cosas que nos lo recuerdan y aunque ya no esté con nosotros permanece en nuestros recuerdos, en fotos, en canciones, en palabras que nos decía, en las sonrisas, en las estrellas, en fin en todo aquello que compartimos juntos.
Terminé de leer El Principito y tuve que llorar un poco; siempre me pasa.

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