El Día Internacional de la mujer no es para repartir tarjetitas, ni chocolates, ni flores; es para reflexionar sobre los avances y rezagos de la situación de desigualdad de la mujer en el mundo.
Es por esto que propongo la relfexión sobre el siguiente tema:
A partir del descubrimiento en los sesenta de la píldora anticonceptiva amplió para la mujer la posibilidad de ejercer su sexualidad sin necesidad de casarse y sin el riesgo de embarazarse; fue la década en la que se exploraron nuevas formas de relaciones hombre-mujer y nuevas formas de organización familiar, pero según mi modo de ver tanto la liberación sexual como las nuevas formas de organización familiar resultaron un fracaso, ya para la década de los setenta los movimientos que enarbolaron esas causas estaban de retirada y la familia nuclear (mamá-papá-hijo) había prevalecido.
Pero de todos modos, al parecer la liberalidad sexual llegó para quedarse a pesar de la amenaza de las enfermedades de transmisión sexual del que la píldora anticonceptiva no protegía.
Sinembargo a pesar del tiempo transcurrido desde los sesenta hasta la segunda década del presente siglo, la libertad sexual sigue siendo un ideal demasiado avanzado y esto sucede porque prevalecen prejuicios como el machismo y la misoginia.
Hay entre los misóginos una suerte de perversión sexual: la de relatar a otros misóginos su conquistas sexuales con todo lujo de detalles, si la perversión se quedara allí realmente no pasaría del triste espectáculo de unos tipos divirtiéndose con sus secreciones, el problema es que de estas charlas surgen dos consecuencias: Una es el pisoteo de la reputación de las mujeres (recuerden que los relatos incluyen detalles, como los nombres de las involucradas), y la segunda consecuencia es que por alguna deformidad mental , los misóginos se creen con el derecho de solicitar sus favores sexuales a las mujeres cuyos nombres salieron a relucir en sus charlas. Incluso hay intercambio de mujeres: "Si ya te la cojiste, pásamela entonces.- Pues vas carnal cójetela."
Con esta segunda consecuencia los misóginos devaluan a la mujer a una categoría inferior a la de un objeto, porque posiblemente un objeto no se lo "pasarían" a su comparsa misógino, pero una mujer, para el misógino, es de tan ínfimo valor que la puede desechar para que otro la use.
Al final, una chica que haya decidido iniciar su vida sexual con todas las precauciones para evitar enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados corre el riesgo de terminar siendo usada, desechada y desvalorizada por una cofradía de misóginos perversos.
¿Qué ocurre cuando el varón ama a su pareja sexual? Pues que quiere conservarla para sí y no se la va andar pasando a ningún ojete.
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