Para que Claudia Sheimbaum entreue la Presidencia faltan

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domingo, 26 de septiembre de 2010

¿Eres Truman?

Estoy en Twitter luego existo

Un reciente post de mi amigo Carlos me recordó aquella película que trata de una persona criada desde bebé dentro de un gigantesco set de televisión en el que se ponía en escena todo un mundillo para que el personaje de esta película se desarrollara. Toda su vida transcurría frente a cámaras que transmitían en vivo, 24 horas al día, para una gigantesca audiencia ávida de ser testigo de lo que le ocurría al personaje central del llamado Truman Show.

Fuera de la película, acá, donde estamos nosotros ocurre algo parecido todos los días y a cada rato: una enorme cantidad de pesronas está al pendiente de lo que acontece en la vida de alguien que por algún motivo alcanza notoriedad: deportistas, personas vinculadas dentro del negocio del entretenimiento (iba a anotar artistas, pero a muchos les queda grande el título), etc. Los medios electrónicos se encargan de alimentar ese extraño goce de millones de "testigos".

En los últimos años, la Internet ha multiplicado los Trumanshows y los ha hecho más detallados, de tal manera que se puede realmente seguir a una persona, es decir, como si se caminara detrás de alguien y se fuera enterando en todo momento de a dónde va, que hace, a quien ve, etc.

En la película, Truman no se enteraba de que era seguido, lo curioso es que los Truman de ahora son los que aportan la infirmación para sus testigos en Twitter, Facebook, Hi5 y demás sitios de redes sociales.

Algunos estudiosos de estos temas explican que la motivación principal de las personas comunes para ponerse bajo la lente de las cámaras, o twittear todo el día es el afán de trascendencia implícita en la naturaleza humana.

¡Muera el mal gobierno

2 comentarios:

carlos dijo...

jaja, pues yo sí soy bastantillo Truman.
supongo que se siente chido asumir que alguien te pone algo de antención :( jaja

Eleutheria Lekona dijo...

Yo no sé cómo funcione el asunto, pero sí he visto que para muchas personas es agradable -y hasta adictivo- tomar tales sitios como escaparates de una cierta parte de su propia intimidad.

En lo que a mí toca, sé que mi naturaleza es tan introvertida que -lo juro- hacer el recuento de mi vida en Facebook, por ejemplo, es algo que -nomás- no me sale. No puedo, lo intento, pero no puedo, como que se me seca el cerebro. Me cohíbo.

Ya se verá qué me pasa en el Twitter si algún día me decido a sacarme una cuenta.

Por cierto, ¿tú tienes Facebook, Twitter? Allí luego me pasas tus perfiles.

Saludos,
Eleutheria.

P. D. En "Eleutheria", en cambio, me muevo como pez en el agua; algo en mi configuración mental -qué tontería- me hace sentir muy a gusto en "la ciudad". Supongo que ese algo que me hace -a mí- sentirme cómoda en mi blog, se parece bastante a ese algo que hace sentir a diversas personas muy cómodas en FB y en Twitter. En fin, ondas de cibernautas: un tema que no nos es ajeno.

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