Con el retiro del Estado como soporte de la producción agrícola gran parte de la población campesina tuvo que abndonar sus parcelas con lo que se vió reducida la superficie dedicada al cultivo del maíz en México.
El TLCAN abatió las barreras arancelarias y el país se inundó con maíz de importación con lo que México perdió su soberanía alimentaria.
El maíz transgénico ha introducido un grave riesgo para las razas de maíz nativo. El maíz es un cultivo de polinización libre, es decir que libera el polen para que este sea distribuido por medio de el aire; se sabe que un grano de polen puede ser arrastrado por el viento a varios kilómetros de la parcela donde fue liberado; es por eso que existe la posibilidad de que variedades transgénicas contaminen a los maices nativos con genes que pueden ocasionar características indeseables. Por ejemplo, todos los maices transgénicos tienen un gen que los hace estériles, esto lo hacen las empresas productoras de semilla para que el agricultor no pueda resembrar el maíz que produce y tenga que comprar semilla en cada ciclo. Si un maíz cultivado por un campesino, generalmente una raza nativa -es decir que se ha estado resembrado ciclo a ciclo durante muchos años- se contamina con un gen de esterilidad , el campesino no se entera pues su producción es aparentemente la misma, pero cuando resiembre su maiz nativo contaminado de esterilidad en el próximo ciclo se llevará la sopresa de que sembró maíz y se le dió puro chile y no me refiero a Capsicum annum.
Desgraciadamente el Peligro para México llegó a la Presidencia y ningún argumento a favor del maíz mexicano es considerado cuando se trata de favorecer los intereses transnacionales a los que sirve. Es por eso que todo aquel mexicano que ame a su país y esté conciente de la importancia que tiene el maíz para la nación mexicana debe oponer resistencia ecocidio que representa la agresión de la política de la élite en el poder contra el maíz.
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¡Muera el mal gobierno!
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