Reflexión. Narco-Estado, El despertar de las mafias

I
La muerte es el destino de los buenos y de los malos, luego, si no importa ser bueno o malo, pues para ambos la suerte es la misma, entiendo el por qué de la hipótesis del Cielo y el Infierno. Dicha hipótesis se formula para que los buenos tengan una recompensa y los malos tengan un castigo después de morir. El problema es que si ninguno de esos lugares existe no se avanza mucho, por eso es necesario fomentar la noción de que lo valioso de militar en las filas del Bien es la de hacer menos mierda este mundo y empujar para que los malos reciban su castigo en vida.

II
El voto de los ciudadanos le da mandato a las autoridades. Pero luego llega un grupo criminal y le ordena a las autoridades que los dejen salir de la cárcel y que les presten armas y vehículos (que el dinero de los ciudadanos ha pagado). Luego llega otro grupo criminal y con métodos propios de ellos le muestran en un video en INTERNET a las autoridades lo que sus investigadores no logran dilucidar, que los crimenes bestiales se dirigen desde la cárcel , ámbito cerrado, donde todos los internos están plenamente identificados y sus garantías individuales suspendidas, no como en las calles, donde en un ámbito abierto, el crimen hace uso de la inviolabilidad del domicilio y puede ocultarse y operar. Si en la cárcel el Estado está ausente, ¿qué podemos esperar de la eficiencia gubernamental en las calles? Si eso no es un Estado fallido entonces debe ser un Narco-Estado.

III
Hay genialidades que por serlo se convierten en un lugar común y se vuelve fastidioso encontrar paráfrasis de ellas a cada paso, pero no puedo resistir el impulso de decir:

Cuando las mafias políticas y económicas despertaron, López Obrador todavía estaba allí