He tenido la fortuna de visitar la mayoría de los estados de la República Mexicana y de estar cuando menos por unos minutos en sus principales ciudades y un hecho notable que encontré fue que ,a excepción de la Ciudad de México , todas las ciudades mexicanas tienen calles muy limpias.

Una vez leí , en un establecimiento de comida rápida , un letrerito que decía : Limpio no es el que limpia; limpio es el que no ensucia. Creo que la frase queda como para tatuarla en cada uno de los habitantes de la capital mexicana ; pues si las calles de su ciudad están llenas de basura , es porque sus habitantes arrojan esa basura en ellas.

Tal comportamiento es generalizado , no importa el estrato social del capitalino en cuestión, lo mismo se ve una mano arrojando una botella vacía de refresco a través de la ventanilla de un microbús , que de la de un carro de lujo. La patanería es democrática y está en todos los niveles.

¿Educación ? Sí, hace falta y nunca sobra , pero hay un trasfondo en esta actitud indolente : El capitalino no siente que la calle sea una extensión de su propia casa , no siente que la ciudad que habita sea su hogar , para el capitalino la calle es el lugar hostil por el que hay que transitar a toda prisa para estar allí el menor tiempo que sea posible es un lugar ajeno a él y a la extensión de su persona que es su casa , su territorio ; la calle es territorio enemigo y no merece la atención de mantenerla limpia.