Sería falaz no reconocer la importancia de la visita a nuestro pais del Jefe del Estado Vaticano y Sumo Pontífice de la organización política y religiosa más poderosa en los casi dos mil años más recientes.
Todo lo que diga el Papa Francisco y todo lo que calle lleva, además de la fuerza que representa ser el líder espiritual de millones de seres humanos de todo el planeta, la autoridad moral que él mismo ha venido ganando a través de su labor como religioso en Buenos Aires y ahora como Papa.
Francisco vino a México y habló claro. A la cúpula eclesiástica les dijo en su cara su precio, su cortesana cercanía con el poder y se desdén por los sectores más desprotegidos de la feligresía.
A la élite política les dijo en su cara de la responsabilidad de esa élite en la situación de el país por su corrupción.
Las élites económicas de Chiapas , los Autenticos Coletos, boicotearon la visita del Papa, y al escuchar a Francisco pedir perdón a los pueblos indígenas, admitir las lenguas indígenas en la celebración de la misa y visitar la tumba de Don Samuel Ruiz, me explico el por qué de esa oposición de los racistas y ultraconservadores Auténticos Coletos.
Al llevar su mensaje a lugares golpeadas por la pobreza, la marginación y la violencia como Ecatepec, Chiapas, Michoacán y Ciudad Juárez; Francisco da muestras de estar más cerca de las manera de llevar su ministerio de sacerdotes como Don Raúl Vera y el padre Solalinde, que de el Cardenal Norberto Rivera.
El otro aspecto de la visita papal que quiero aquí anotar es la actitud de la clase politica : sean del partido que sean, todas las autoridades de los lugares que visitó Francisco, quisieron utilizar el acontecimiento para ganar puntos ante... bueno , no sé ante quien, porque si creen que el electorado le va a tomar en cuenta a Mancera, a Eruviel o a Velasco a la hora de votar en unas futuras elecciones en las que quizá su nombre figure en las boletas, el dineral que del presupuesto se gastron con el pretexto de la visita; creo que les ha fallado el cálculo, pero supongo que no podían desaprovechar la oportunidad para figurar en las selfies.
Pero el que no tuvo madre fue Peña, al olvidar que ser el Jefe de un Estado Laico le obliga a tener equidad con todas las formas de creer o no creer que se manifiesten en México y en una eventual visita de alguna Sumo jerarca musulman, ortodoxo, judío (ateo no porque no hay jerarcas ateos), deberá tener todas las actitudes que tuvo con Francisco.
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