La decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de otorgar el amparo a Josefina Ricaño Bandala, Armando Santa Cruz González, José Pablo Girault Ruiz y Juan Francisco Torres Landa Ruffo, que interpusieron el amparo, constituye un avance en materia de libertades ciudadanas y un retroceso del Estado paternalista. Se reconce el derecho de los ciudadanos a tomar la desición de consumir o no mariguana sin que el Estado coaccione al ciudadano por ello.
Faltaría que se interpusieran por lo menos otras cinco demandas de amparo para que lo dictaminado por la SCJN siente jurisprudencia y que todo ciudadano mexicano tenga los mismos derechos que los ahora amparados.
Aunque este dictamen fractura la política prohibicionista del Estado mexicano, todavía falta mucho para que se legalice la mariguana; incluso en estos momentos hay dificultades para aplicar el amparo, pues como lo señaló el ministro Jorge Pardo Rebolledo que se pronunció en contra: ¿de dónde van a sacar los amparados las semillas para sembrar las plantas de mariguana si el comercio de tales semillas es ilegal?
Esto me recuerda los chistes que se hacían hace décadas sobre la Unión Soviética: "En la URSS todo mundo tiene derecho de ir al cine, lo malo es que no hay cines...etc" Ahora los amparados tienen el derecho legal de sembrar su propia mariguana, lo malo es que conseguir las semillas es ilegal.
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