Hay aspectos del caso del asesinato del periodista Ruben Espinoza que no checan.
Generalmente cuando un cacique quiere eliminar a un periodista incomodo recurre a sicarios a su servicio que secuestran al periodista y lo desaparecen, a veces se encuentra el cadáver del periodista en despoblado con huellas de tortura. Es decir, los sicarios generalmente hacen un trabajo profesional, dirigido especificamente a una persona y no a un grupo de personas.
No conozco algún antecedente en el que la víctima haya pasado una noche de copas con sus asesinos (o sospechosos de serlo pues), y con cuatro mujeres compañeras de desagracia, ni que los sicarios se hayan ensañado con particular sevicia con dos de esas mujeres.
Tal vez, y repito, sólo tal vez porque a mí también me caga el cacique Duarte; Rubén Espinoza no era el objetivo directo del crimen, tal vez fue una víctima circunstancial, estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado y con las personas equivocadas.
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