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¿Qué se va a acabar primero?

lunes, 17 de agosto de 2015

Aleijadinho , escultor brasileño, negro y leproso.

"la fusión de las civilizaciones negra y portuguesa creó uno de los grandes monumentos del nuevo Mundo: el Barroco brasileño, afrolusitano, de Minas Gerais, la más opulenta región productora de oro del siglo XVIII.
Ahí, el Aleijadinho creó una obra que muchos consideran la culminación del barroco latinoamericano. Aleijadinho era hijo de una esclava negra y de un arquitecto portugués. Pero tanto sus padres, como el mundo, lo abandonaron. El joven era leproso. De manera que, en vez de a la sociedad de hombres y mujeres, se unió a una sociedad barroca de piedra. Las 12 estatuas de los profetas esculpidas por Aleijadinho en la escalera que conduce a la iglesia de Congonhas do Campo evitan la simetría de la escultura clásica. Como las figuras italianas de Bernini (pero en una dimensión geográfica absolutamente remota), éstas son estatuas en movimiento, tridimensionales, que descienden en cascada hacia el espectador, estatuas rebeldes, torcidas en su angustia mítica y en su rabia humana.

El carácter circular del Barroco, que exige puntos de vista determinados por el despalazamiento y rehusa darle a nada ni a nadie un punto de vista privilegiado; su afirmación del cambio perpetuo, su conflicto entre el mundo ordenado de los pocos y el mundo desordenado de los muchos fue consagrado por este arquitecto mulato en la iglesia de Nuestra Señora del Pilar, en Ouro Preto, la gran capital minera del Brasil colonial. El exterior de la iglesia es un rectángulo perfecto. Pero de adentro, todo es curva, polígono, formas ovoides, como el Orbe de Colón, como el huevo del Descubridor. El mundo es redondo y puede ser visto desde múltiples puntos de vista. La visión de Aleijadinho se suma así a la de los artistas de Iberia y del Nuevo Mundo indoamericano. En Congonhas, nuestra visión se reune, vemos con ambos ojos, nuestra corporeidad se completa. Paradójicamente, esta reunión es llevada a cabo por la visión de un hombre separado, un joven leporoso que, se decía, trabajaba solo de noche, cuando no podía ser visto. Pero de Brasil ¿no se ha dicho que el país crece de noche, mientras los brasileños duermen?

Trabajando de noche, rodeado de sueño, acaso Aleijadinho le da un cuerpo a los sueños de sus contemporaneos.Pues no tenía otra manera de dirigirse a ellos, excepto a través del silencio de la piedra."

Carlos Fuentes. El Espejo Enterrado.

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