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¿Qué se va a acabar primero?

domingo, 26 de abril de 2015

El pedo de los transgénicos no es que sean tóxicos (puede que no lo sean), el pedo es que nos someten al poder de las transnacionales a través del estómago.

"Entre el entramado legal que rige a la propiedad intelectual en México destaca la Ley Federal de Variedades Vegetales (LFVV), promulgada en 1996, compatible con el Acta de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) de 1978. Este acta protege los derechos del obtentor, destacando el Privilegio del Campesino y el derecho del Fitomejorador. En cambio, las leyes homólogas de los países industrializados son compatibles con el acta posterior de UPOV de 1991, que valida patentar a los seres vivos, por lo que la industria de los cultivos transgénicos los patenta, adquiriendo el derecho legal al cobro de regalías. Quienes las pagan en estos países son a) los productores que voluntariamente establecen contratos con la industria para el uso de su tecnología, y b) los productores de granos o de semillas, bajo mandato judicial, cuando la variedad que siembran o comercializan haya sido voluntaria o involuntariamente contaminada con los transgenes patentados, y sujetos a juicio(...)

será imposible impedir la contaminación no deseada de sus líneas parentales, al convivir en el campo con las siembras comerciales de maíz transgénico. Ante la ley, su semilla sería considerada pirata. El pago de regalías a la industria las haría quebrar. Desaparecería el maíz mejorado no transgénico de esa región de México, porque el puñado de empresas multinacionales de semilla es el mismo que busca introducir el maíz transgénico. La contaminación transgénica consumaría el monopolio de la industria en el mercado de semilla, sin ganancia alguna para la seguridad alimentaria nacional.

A largo plazo, el reservorio genético de maíz nativo mexicano sería afectado de dos maneras por lo menos: 1) por la acumulación progresiva e irreversible de ADN transgénico en las razas nativas, cuyo estudio ha sido propuesto desde 2009, sin conseguirse financiamiento público: tal contaminación podría reducir la biodiversidad genética del maíz nativo y de sus parientes silvestres, y 2) cualquier semilla contaminada, nativa o no, sería considerada semilla pirata. Esto equivaldría a despojar, mediante la ley, a los 62 grupos étnicos de México de su mayordomía del principal reservorio genético de maíz del mundo. Mientras más rápido avanzara la contaminación de las razas nativas de maíz, más rápido ocurriría el despojo. La contaminación de los maíces nativos de México le conviene a la industria de los transgénicos, porque favorecería su capitalización y la consolidación irreversible de su monopolio."
Fuente:Transgénicos y contaminación del maíz nativo.

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