Lo revelado hoy por la Procuraduría es tan monstruoso que preferiría o creerlo. Pero desgraciadamente hay tantos antecedentes que no me queda más remedio que reconocer por lo menos la factibilidad de lo que muestran las investigaciones oficiales. Por ejemplo, hace tiempo di cuenta aquí del documental Sicario de Molly Molloy y Charles Bowden en el que se relatan las prácticas del crimen organizado que son una copia al carbón de lo que se ha dado a conocer en el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Además de la conferencia de Murillo Karam escuché la que pronunciaron los compañeros estudiantes, maestros y padres de los 43 normalistas y es realmente demoledor ser testigo de tanto dolor. Hace falta no tener un gramo de humanidad para no entender y solidarizarse con los familiares de los muchachos.
Expresado lo anterior, quiero llamar la atención a un punto tratado por Murillo Karam. En algún momento de las preguntas y respuestas se abordó el tema de las primeras fosas y restos encontrados. En ese momento el Procurador explicó que dos de las personas eran padre e hijo según los análisis de ADN y siguiendo ese dato se encontró a la esposa y madre de esas personas que dijo que la última vez que tuvo noticia de sus familiares fue una llamada de su esposo en la que le informó que había sido detenido en un retén de la policía de Iguala. Y de allí a la fosa.
Estos datos muestran que la policía de Iguala y abarca tenían su propio protocolo de acción: en vez de consignar a los detenidos ante un juez se los entregaban a los Guerreros Unidos que seguramente les pagaban por cada Rojo (supuesto o real) que les llevaran.
En estadística se estudia lo que se conoce como Error tipo I y tipo II. El primero consiste no aceptar la hipótesis nula siendo esta verdadera en la población. Es equivalente a encontrar un resultado falso positivo, porque el investigador llega a la conclusión de que existe una diferencia entre las hipótesis cuando en realidad no existe.
El Error tipo II consiste en aceptar la hipótesis nula siendo falsa. Se considera más grave el error tipo I, en un ejemplo que atañe al Derecho sería condenar a alguien siendo inocente, mientras que el tipo II sería dejar libre a alguien siendo culpable.
Para el crimen organizado la lógica funciona de manera inversa, por lo que es más grave para ellos dejar con vida a alguien que es su rival que matar a alguien que no lo sea.
El padre e hijo encontrados en la fosa de Iguala no tenían nada que ver con los Rojos, los estudiantes de Ayotzinapa tampoco y el hecho de que no tuvieran ni armas consigo no era relevante para la mentalidad criminal de Guerreros Unidos.
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