Alguna vez el Dr. Lammoglia explicó que en muchos caso de violencia de parejas, el varón se queja de que llegó a agredir a su pareja porque ésta lo provocó. En un principio los especialistas de esta patología dudaban, por lo desmedido de los traumatismos generados por la agresión y que a veces llegaban al homicidio que tal provocación fuera la verdadera explicación de tal violencia; pero como la narración de la provocación era tan recurrente, algunos investigadores se dieron a la tarea de buscar que había de cierto en ello.
Al parecer los investigadores encontraron que efectivamente en la mayoría de los casos había una suerte de provocación a base de palabras hirientes, insultos, burlas y gritos de la mujer al varón que desencadenan la agresión física.
No sé si sea una impresión subjetiva mía o realmente las mujeres tienen una habilidad especial para encontrar los puntos débiles de la emotividad masculina y pueden ser especialmente hirientes al encaminar sus dardos verbales en ese objetivo, lo que a mi me desconcierta es como es que mujeres así de perceptivas no se percatan de que en el varón de frágil estructura emocional se está gestando con esa andanada de palabras y gritos una tormenta de ira que finalmente estalla en brutal agresión, como en el caso que se relata en este enlace.
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