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¿Qué se va a acabar primero?

miércoles, 16 de julio de 2014

Las batallas en el desierto. José Emilio Pacheco

Se murió José Emilio Pacheco ¿no? Y empezaron a circular los memes con frases suyas o más bien atribuídas a él. Entonces surgió en mi la duda: ¿Leí Las batallas en el desierto o solamente ví la peli Mariana, Mariana? ¿Vi esa película o solamente escuché la canción de Café Tacuba?

Sí recordaba la anécdota central, pero no recordaba como llega el personaje a ella ni como termina el cuento... como que recordaba pedazos de la peli, especialmente las escenas en las que aparece Elizabeth Aguilar, aunque las mezclaba con la sesión de fotos que hizo para Playboy...

En fin, nada tan fácil como tomar el libro y leerlo, texto tan breve que solamente me tomó el tiempo en el que se recorre el trayecto que va de la estación del metro San Juan de Letrán a la estación UAM de la línea 8 (ida y vuelta, en realidad leo despacito).

Y creo que sí lo había leído, aunque solamente recordaba bien la parte en la que Carlitos encuentra a Rosales vendiendo chicles y que le dio asco verlo tragarse un pedazo de torta de chorizo con un buche de refresco.

Es facinante el juego cronólogico: el libro se publicó en 1981, por lo que es en ese año en el que el personaje central relata hechos ocurridos en 1948, como suele suceder en la literatura (más bien como es propósito de la literatura), el cuento presenta los contrastes entre 1948 y los años anteriores y por lo tanto con 1981.

Por otra parte José Emilio describe la ideología de la clase media, su conservadurismo, sus prejuicios clasistas y por supuesto racistas:
"Si los indios no fueran al mismo tiempo los pobres nadie usaría esa palabra como insulto"; dice a Carlitos su padre para regañarlo. En mi opinión la sociedad mexicana mantiene esos mismos prejuicios hasta 2014.

Tal vez esta narración de Pacheco nos dice que hay cosas que cambian sin darnos cuenta y que otras no cambian porque no queremos darnos cuenta de que allí están.

Otra reflexión que me deja Las Batallas en el desierto, es que eso de que en el corazón no se manda tal vez sea una gran mentira, tal vez nos enamoramos a la hora y el día en que se nos pega la gana y de quien se nos pega la gana pero nos lo escondemos tan bien a nosotros mismos que parecería cierto el mito de Cupido.

Así que si te vas a enamorar cuando estés en la primaria que sea de la mamá de tu mejor amigo, especialmente si está como Rita Hayworth o ya de perdis como Elizabeth Aguilar en Playboy.

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