Desde el 10 de mayo quedó claro que el Dr Mireles no aceptaba el arreglo al que llegaron los líderes de las autodefensas y el comisionado Castillo y tomando en cuenta los antecedentes autoritarios de Peña (recuerda Atenco), no es sorpresa el que ahora el ex-vocero de las autodefensas esté preso.
Tampoco es sorpresa que la aprehensión de Mireles esté plagada de violaciones a sus derechos humanos como sembrarle drogas en su camioneta y enviarlo a Sonora, lo más lejos posible de Michoacán para que no reciba visitas de su familia y su defensa sea de lo más difícil, tal como hizo Porfirio Díaz en el genocidio de los Yaquis.
No es sorpresa porque el nuevo PRI es exactamente al antiguo PRI represor y manipulador, pero si creen que la gente se va a tragar sus infamias, tal vez los que al final los sorprendidos serán Peña y sus secuaces porque ya no les creemos nada.
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