Seamos o no conscientes de ello, somos, como diría León Felipe, romeros sólo. Es decir, estamos de paso, tanto en el espacio como en el tiempo y de todos esos lugares y momentos en los que hemos estado nos llevamos recuerdos, a veces tan entrañables que con la distancia y el tiempo se convierten, sin darnos cuenta en vivencias mucho más coloridas, significativas e importantes de lo que realmente fueron; tanto que muchas veces creemos que si regresamos a los lugares regresaremos a los momentos. Pero a menudo no ocurre tal cosa sino más bien una gran decepción.
Tengo algunos parientes que viven en Estados Unidos, de vez en cuando vienen de visita a México, y aunque nunca les he preguntado acerca de los recuerdos con los que quisieran reencontrarse he observado que lo que más buscan es la comida de aquí. Un tío mío al bajar del avión lo primero que preguntó fue en donde podría comprar queso de puerco y requesón. Me pregunto si estos parientes se reencuentran con sus recuerdos en México y al hacerlo es lo que esperaban o sienten alguna decepción.
Sobre esto Emilio Carballido escribió el cuento La desterrada, cuento que puedes leer haciendo click en esteenlace
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