"Las niñas y los niños asesinados en la Guardería ABC, en Hermosillo, Sonora, México, que apenas alcanzaron unas letras de biografía, ¿valen por las líneas y minutos que alcanzaron en los medios de comunicación? ¿O valen por la sangre que sangre y vida les dio, y ahora se empeña en una digna terquedad que busca justicia? Porque esos niños y niñas valen también ahora, aunque ausentes, por los padres y madres que con su muerte parieron.
Porque la justicia, amigos y enemigos, es también evitar que se repita la injusticia, o que cambie de nombre, de rostro, de bandera, de coartada ideológica, política, racial, de género."
Subcomandante Marcos (hoy Galeano).
La llamada clase política acomoda y reacomoda la legislación tan a su conveniencia que es posible que todo un Secretario de Estado incurra en conflicto de intereses y al ser denunciado no renuncie porque todos sus corruptos enjuagues están dentro de la ley, claro de la ley que ellos mismos escribieron.
Por esa misma ley le otorgaron al Seguro Social la facultad de subrogar guarderías, es decir de contratar a otros para que esa institución cumpla las tareas que le confiere la ley ¿y quien se beneficia de ese nicho de negocios? Pues la misma clase política que modificó la ley para que tal nicho fuera posible. Y es tal la avaricia de esa clase política que cualquier rubro en el que se pueda recortar costos se recorta, aunque sea rentando bara bara un galerón mal acondicionado, colocando una lona en vez de techo, comparitendo la mitad del galerón, es decir de la renta con una bodega, y poniendo candados a las salidas de emergencia (no se vaya a perder algo).
Todo eso molesta, pero lo que de verdad encabrona es que después de cinco años la tragedia del ABC a quienes por su avaricia, indolencia, negligencia y corrupción causaron tanta muerte y tanto dolor les haya salido hasta el día de hoy gratis pues ni uno solo de los dueños, es decir, de los responsables, de la guardería ABC (incluida la tía de la entonces Primera Dama), asomó siquiera la nariz en prisión.
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