En vez de gritar puto en los estadios se debe mentarle la madre a la FIFA

Por Benito Taibo

Siempre he estado en contra del grito multitudinario, y sin duda homofóbico que se vocifera en algunos estadios cuando saca el portero.
Me parece de un mal gusto inmenso y ofensivo.
Pero no menos terrible que ciertas cosas que hoy se acerca de la FIFA.
Una organización (sin fines de lucro, dicen) que utiliza los delicados métodos de la "camorra" o la mafia chechena.
En Brasil estaba prohibido beber alcohol en los estadios desde hace algunos años; medida tomada para evitar las consabidas broncas que provoca el exceso y con el fin de convertir al fut en un deporte familiar. Pero...
Un patrocinador oficial de la FIFA es una cervecera, así que se pasaron por el arco del triunfo las leyes brasileñas y las chelas van y vienen alegremente por los estadios, haciendo que las cajas registradoras repiqueteen constantemente llenando las arcas de la asociación (que por cierto, tiene en el banco, como "reserva", la modesta suma de mil millones de dólares, pa´ lo que se ofrezca).
¿Sabían que la FIFA no paga impuestos?
¿Qué no dan un centavo de sus ganancias a los países que organizan su espectáculo?
¿Qué las sanciones que imponen a sus agremiados por cualquier motivo, como por ejemplo los gritos de la porra, son siempre económicas?
¿Qué se designó a Qatar por medio de altos sobornos como sede para el próximo mundial?
¡Qatar!. El paraíso.
Lugar donde existe la mano de obra esclava y donde en verano la temperatura media es de 42 grados (que puede llegar, sin problemas a 50), sin duda, el lugar perfecto para jugar futbol al aire libre.
País islámico, con una población de menos de dos millones de personas, con una monarquía absoluta, con graves problemas de derechos humanos, donde las mujeres (y lo dicen con orgullo) "tienen permiso legal para conducir" (pero no para decidir sobre sus vidas) no parecería el sitio idóneo para hacer un mundial.
Pero tienen mucha lana (y no de oveja) gracias a sus enormes reservas de gas natural.
Así que...
Propongo humildemente que dejemos de gritar a los porteros. Y que en cambio, cada vez que comience un partido, con todas nuestras fuerzas, se la mentemos a la mafia de la FIFA.
A la que el futbol, ese juego de niños que a mi me sigue encantando, por lo visto, le vale madre.