Tal vez Dios existe sin las características que las religiones nos dicen que tiene. Durante muchos años he cavilado sobre la naturaleza de Dios, por ejemplo. ¿por qué parece tan impasible ante el dolor, los desastres, la explotación y demás calamidades que nos acontecen?
De esas cavilaciones he llegado a algunas ideas que podrían parecer panteístas: Según la Teología, Dios no tiene principio ni fin, y curiosamente la Ciencia llega a la misma conclusión pero para la Materia. Según las recientes investigaciones en Física Cuántica, hay una imposibilidad de vacío en el Universo: allí donde no hay nada hay algo: el Bosón de Higgs, entonces se podría decir que hay materia en todas partes, lo mismo se dice de Dios...
Bueno, entonces sí conocemos algo que es eterno y que está en todas partes y por otra parte conocemos una organización de la materia que tiene conciencia y voluntad: nosotros. Podríamos decir entonces que toda la materia del Universo forma parte de Dios y que la suma de todas las conciencias y voluntades de nosotros (hasta que sepamos de otra entidad que posea estas características), es la conciencia y la voluntad de Dios.
Si es así, entonces cada vez que elevamos una plegaria y pedimos algo a Dios en realidad lo pedimos a nosotros mismos:
"Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal."
Todo eso lo podemos obtener con nuestros propios medios, por lo tanto con la ayuda de Dios (bueno, del Dios del que estoy hablando aquí). Con todas estas cavilaciones desde hace algún tiempo me he formado el hábito de orar varias veces durante el día, especialmente cuando siento que mi neurosis está a punto de hacerme reventar y la verdad es que me siento mucho mejor.
Entre las plegarias que pronuncio está esta:
"Hoy es el primer día de mi vida y quiero vivirlo sin rencores, sin resentimientos, sin odio, sin amargura, sin desconfianza, sin tristeza..."
Esta plegaria la pronuncio porque estoy convencido que todas esas pasiones malsanas nos restan felicidad. Nadie que esté lleno de odio puede ser feliz.
Esto último me hace recordar la nota esa de la chica mixteca golpeada por sus compañeros en una secundaria de Tepito. Me pregunto ¿cómo será la vida de los agresores? ¿cómo será la familia de ellos? ¿vivirán violencia intrafamiliar? ¿serán felices? No lo creo.
A la chica mixteca la patearon en la cara, lo que me sugiere el terrible malestar que les produce a los agresores las facciones indígenas como para querer borrarlas a patadas; supongo que ese terrible malestar nace de un odio aprendido en sus casas, pero también en los medios, en la televisión , en el cine , etc.
Creo que el odio que mexicanos como estos niños tepiteños sienten por su raíz indígena es el peor de todos los odios que alguien puede sentir porque se dirige hacia alguien que está dentro de ellos, mestizos todos, con las mismas facciones indígenas y con el mismo color de piel. Pensar en todo esto me hace sentir una gran compasión por estos niños tepiteños auto racistas, porque con tanto odio jamás podrán ser felices.
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