En el libro "Sicario" se dice que los homicidios, secuestros y torturas infligidos a mujeres y niños por el narco se deben a que los carteles han estado empleando recientemente a mujeres y niños como distribuidores (burros), vigilantes (halcones), cobradores y hasta sicarios; también se dice que los jefes del narco usan el poder de su dinero y capacidad de violencia para conseguir a la mujer que se les antoja y que si alguna se niega seguramente va a dar a una narcofosa.
Pero en el libro "Las Jefas del Narco"; compilación de ensayos, artículos y entrevistas coordinada por Arturo Santamaría Gómez, la situación de las mujeres en el narco es presentada de muy distinta forma. Tal vez la diferencia de puntos de vista resida en que Sicario habla de Ciudad Juárez y Las Jefas del Narco de Sinaloa.
No fué sino hasta el último artículo que caí en la cuenta de que Las Jefas del Narco es un estudio antropológico del crimen, aunque en el prólogo no se presenta así el texto.
El libro hace una caracterización de las mujeres involucradas en el narcotráfico: Están las que nacieron en una familia de narcotraficantes como Enedina Arellano Félix y Sandra Beltrán Ávila. Están las que quisieran ser amantes de un narco y hacen todo lo posible por conquistar a su narcogalán; este tipo de mujer es muy parecida a Catalina, el personaje central de "Sin tetas no hay paraiso"
Una de las diferencias entre lo que asevera Sicario y lo que se detalla en las Jefas del narco, es que desde muy al principio las mujeres han participado en el narcotráfico, en las Jefas se retoman las historias de Lola la Chata, mandamás de la distribución de drogas en la ciudad de México durante las décadas de los treinta a los cincuenta; Ignacia Jasso La Nacha, controló el tráfico de heroína, morfina y marihuana en Ciudad Juárez de los años treinta a los setenta y Manuela Caro (¿te suena el apellido?) pionera del Cártel de Sinaloa, tia de Rafael Caro Quintero.
Cualquiera que haya visitado Sinaloa tiene el grato recuerdo de lo hermosas que son las mujeres de ese Estado, tal característica está muy relacionada con la cultura del narcotráfico: En ese Estado son muy frecuentes los concursos de belleza y muchas participantes los usan como trampolín para ingresar al mundo del narcotráfico, en este libro hay muchas anécdotas sobre este hecho.
Hay mujeres que ingresan al narco como una alternativa para salir de la pobreza, en este libro hay relatos de éxito y también de rotundo fracaso, como el de la ama de casa contratada por una red de narcos para llevar heroína a Tijuana y a medio camino fue arrestada por el Ejército, fue su debut y despedida del negocio.
Pero no solamente las pobres le entran al narco, también están las narco-fresas; "te consigo lo que quieras, pero no soy narca güeee..!"
El mundo del narcotráfico esta inmerso en el machismo y es notable la diferencia cuando las mujeres asumen el mando, tal vez una de las entrevistadas lo resuma de manera magistral con estas palabras:
"(La mujer dentro del narco) siempre ha estado, como madre, como hija, amante, esposa, pero cada una tiene su historia que contar. A muchos (narcos), los he visto subir y caer. Los hombres son muy desesperados. Yo prefiero subir escalón por escalón con paso firme, sin necesidad de caerme o que me tumben. Mírame donde estoy, tengo medio siglo viviendo y ni cuenta se dan; como te dije, la mujer siempre ha estado, que no nos quieran "ver" es problema de ellos (gobierno). Ésta es nuestra ventaja, ser mujeres. Tenemos otras formas de actuar y ver las cosas, y a la sombra de los hombres estamos bien."
Este es un libro que tienes que leer para que tengas un panorama un poco más completo sobre el problema del narcotráfico en México.
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