Para que Claudia Sheimbaum entreue la Presidencia faltan

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lunes, 6 de septiembre de 2010

Antisocial. Microbuseros. Retenes.

I

No soy antisocial; la sociedad es anti Ernesto.

II
Desde la prepa noté la evidencia de que hay sectores de la clase trabajadora que deben hacer méritos en tiempos de estabilidad para recibir la solidaridad en tiempos de crisis. En ese tiempo, los trabajadores sindicalizados de la Universidad Nacional Autónoma de México solían tenr un trato entre displiscente y de plano déspota con los alumnos, por ejemplo, los encargados de la biblioteca, los encargados del almacén o los que debían mantener limpios los sanitarios, es decir los trabajadores que tenían contacto directo con los estudiantes. El caso era que cuando en cierta ocasión se declararon en huelga, muchos estudiantes se manifestaron reacios en otorgar apoyo al movimiento de los compañeros trabajadores de la UNAM.

Algo así acabamos de ver con el asunto de Luz y Fuerza y el Sindicato Mexicano de Electricistas, mucha gente recordó malos momentos en su trato con los empleados de barandilla y con los encargados de revisar los medidores, es decir con los empleados que estaban en contacto con los usuarios.

En ambos casos la gente deja de lado a todos aquellos trabajadores que no tienen contacto con los usuarios del servicio pero que sin su labor sería imposible tener acceso a tales servicios.

A los que de plano nadie podría encontrar un resquicio para mostrarse solidarios son los microbuseros; como en el pasaje bíblico aquel de Abraham regateando justos para salvar a Sodoma, podríamos decir que si encontramos 10 microbuseros que den un servicio mediano, tal vez, pero con respeto y consideración para el usuario y el resto de los automovilistas, quizá considerariamos justo mostrar solidaridad con su movimiento en contra de que la empresa Autobuses de Oriente se haga cargo de operar el metrobús, pero posiblemente nos ocurra lo que a Yavéh, que no encontro un justo en Sodoma...

III
¿Son necesarios los retenes? Digo, las drogas, los narcos, los secuestradores y demás fauna nociva sigue movilizándose a todo lo largo (bueno, también a lo ancho, para completar el lugar común) del país a pesar de los retenes carreteros. ¿Es indispensable la orden de disparar sobre quien no se detenga en un retén? Tal vez podría dotarse a los soldados emplazados en los retenes de cámaras para registrar las placas de los vehículos que no se detengan para revisión y no necesariamente dispararles. Si a Calderón ya le cansa la cantaleta sobre los abusos del ejército, a muchos mexicanos ya nos cansa la cantaleta de las armas de los militares sobre familias que transitan por las carreteras. Joder.

1 comentario:

carlos dijo...

muy bueno el aforismo! jajaja

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