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¿Qué se va a acabar primero?

jueves, 15 de julio de 2010

Pelo en los pulmones, "Yo soy Pepe", las mujeres en el ámbito laboral bancario.

I
Un condiscípulo, de cuyo nombre no me acuerdo , pero sí de sus apodos: El Santo, Gaspar, El Compañero, era el terror de los profesores porque siempre los ametrallaba a preguntas. Una vez visitamos una granja de conejos y durante toda la visita El Compañero llevó puesto un paliacate sobre nariz y boca; una de las mil preguntas que le hizo a nuestro guía fué que si un pelo de conejo no era tóxico si llegaba a los pulmones. La guía contestó que era poco probable que un pelo de conejo llegara a los pulmones porque tal objeto era demasiado grande y el sistema respiratorio tiene una serie de mecanismos para filtrar y esterilizar el aire que llega a los pulmones de tal manera que no había peligro por aspirar aire donde habitan conejos.
Recordé a El Compañero porque después de tantos años resulta que tenía razón: no fué el pelo de conejo, pero sí de gatos, lo que mató a Carlos Monsivais, la insuficiencia respiratoria que lo llevó al hospital y que le produjo la muerte se debió a que convivió tantos años con gatos que el pelo de esos felinos se fué acumulando en los pulmones de Monsi hasta que se los dejó inservibles.

II
Hay una campaña, me parece que del Consejo Nacional de la Publicidad, que es en realidad un bombardeo ideológico; en esa campaña un señor dice : "Yo soy Pepe", y otro dice "Yo soy Toño", y empiezan a soltar un rollo en el que las empresas justifican su avaricia con el argumento de que genran empleos y rematan con la falacia de " si le va bien a uno , nos va bien a todos". Con ese bombardeo se pretende sepultar la raquítica conciencia de clase. Resulta que, según la ideología empresarial la explotación del hombre por el hombre ya no existe y que las ganancias de las empresas son equivalentes a los ingresos de los trabajadores.

III
Una de las realidades con las que se estrella la ideología empresarial que pretende adormecer a la clase trabajadora es la situación laboral de los empleados bancarios, especialmente de las mujeres; nadie duda que esos negocios obtienen ganancias demenciales, según la campaña citada en el párrafo anterior,
a los empleados bancarios les va muy bien , pero es el caso que el salario de los empelados bancarios ha disminuído, también sus prestaciones y de plano son despedidos para que no generen derechos por antigüedad. Todo lo anterior es parte de un estudio al que puedes acceder si bajas este audio

2 comentarios:

Eleutheria Lekona dijo...

Cada sección de este post es muy buena, pero llama mi atención particularmente la sección I.

Recuerdo que recién el fallecimiento de Monsiváis, “La Jornada” publicó la opinión de una especialista del Hospital de Enfermedades Respiratorias (aquel que también protagonizó el escándalo de la AH1N1 en México) en la que declaraba que la muerte de Monsiváis y la enfermedad que padeció los último años, no tenían relación con sus gatos. Desde luego, tras conocer dicho veredicto, uno se queda con dudas porque, teniendo tantísimo gato como tenía, te preguntas ¿es posible afirmar tal cosa sin que nada escape a su análisis?, ¿puede la ciencia hoy certificar tal sin que, pasados unos años, salga con un "siempre no, siempre descubrimos que el pelo de gato en enormes cantidades puede dañar los pulmones blá, blá, blá y causar fibrosis pulmonar”? La pregunta la planteo no porque acepte implícitamente tal posibilidad, sino porque, a pesar de sentirme tan cercana a esas criaturas, no podría, simplemente, negarlo categóricamente. Aunque sí debo reconocer que me reconfortó lo comentado por la especialista porque, como buena diletante de los gatos, fui de las que -a priori- opiné: ¡pero es que los gatos no pueden hacer tal cosa, siendo seres tan hermosos como son!

En fin que, realmente, en este punto no sé si con demasiados gatos corres tal riesgo; aunque una cosa me queda clara, le hicieron más dulce y llevadera la vida a Monsiváis- de éso estoy segura- y, finalmente, fue él quien decidió estar rodeado de tanto gato; las asunciones consecuentes –supongo- también las hizo. Y si la soledad llevó a Monsiváis a tener tanto gato, creo que no fue esa soledad a la que algunos temen y que goza de poco prestigio, sino esa otra soledad voluntaria, en la que gozas de estar contigo mismo y con tus pensamientos, elaboras todo tipo de elucubraciones, llegas a conocerte más a ti mismo y a los demás y ponderas, en consecuencia, el valor de cada persona y su compañía cuando así sucede; en cierto sentido, yo he cultivado ese tipo de soledad (y me sienta bien) y he encontrado que mis amigas querientes de gatos -aquellas que tienen ese afinidad conmigo- son también muy celosas de su soledad y algo solitarias.

Sería estupendo –imagino- que se aclarase lo de los gatos pues, así como hay personas que los amamos, no puedo soslayar que -en general- no suelen gozar de gran prestigio en el grueso poblacional, sino –más bien- entre un grupo moderado de personas. El que no se elucide tal afirmación vendría –creo- a hacerles un favor que, no precisamente, haría ganarles más adeptos y simpatías entre las personas. No sé, divagaciones.

El articulito

Indio Cacama dijo...

El dato del pelo de gato en los pulmones de Monsi lo escuché de Ricardo Rocha.

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