Para que Claudia Sheimbaum entreue la Presidencia faltan

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viernes, 3 de marzo de 2006

Parafraseo no sé a quien cuando digo que : La mayoría de las personas defiende sus gustos , no por que considere que éstos tienen algún valor artístico , sino porque son sus gustos.

Cuando conocemos a alguien una de las cosas que primero indagamos son sus gustos instintivamente suponemos :Dime que te gusta y te diré quien eres . Si alguien nos dice que le gustan los Beatles deducimos : Entonces eres medio jipioso. Si alguien (jejeje ,las negritas son porque me refiero a M.L., ¡chin! ya no me quedó oscura la referencia),nos dice me gusta Sopor Aeternum , inmediatamente podemos reflexionar : ¡aistá chingá! si ya decía yo que te veías bien darketoide, ahora sólo falta que lo niegues como vil darketa.

Y si alguien hace un comentario sobre lo cliché que ya resultan los Beatles o si dice: que nombre tan ad hoc tiene esa banda , porque no hay nada más soporífero y aburrido que Sopor Aeternum, entonces la persona que tiene tales gustos se siente agredida en lo personal como si en la calidad de aquello que le gusta ella hubiera intervenido directamente y estuviera tan satisfecha de el resultado que una crítica a ls susodichos puede ser devastadora. Sin , como lo anoté arriba, detenerse a examinar la naturaleza estética de sus gustos.

Efectivamente , los gustos se vuelven parte intrínseca de la persona , son el resultado de su historia de vida , de sus experiencias , de el medio en donde se desarrolló. No se le puede pedir a un microbusero que guste de el aria de Zaide , la ópera que dejó inconclusa Mozart, porque ,en primer lugar ni siquiera la conoce , y en segundo lugar , porque después de cierta (incierta) edad , los gustos se vuelven excluyentes , es decir , cancelan las demás opciones y toman a la persona como territorio inaccesible , muy dificil de conquistar.

Tomarse el trabajo de examinar nuestros gustos , es un acto de introspección profunda que puede hacernos avanzar el conócete a ti mismo, y por otra parte , si ya somos un territorio inexpugnable para otras opciones estéticas , valdría la pena relajar la vigilancia en las fronteras , ¿qué puede pasar? Tal vez El Mexicano o Kante Pinreliko nos resulten interesantes.

3 comentarios:

Raúl Aníbal Sánchez dijo...

Talvez me vuelva gay. ¡Todo puede suceder!
Por lo pronto voy a comprarme mi disco de "Monjes gregorianos cantan chillout de los Beatles", que venden afuera del metro salto del agua.

Manuel dijo...

¡Que gusto leerte!

Saludos

Indio Cacama dijo...

Ay sí , échale la culpa a los monjes Amílcar.

Hola Manuel, qué buen gusto ¿eh?

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