
Hay gente salada.
Pero en el Milenio de hoy hay también unas líneas interesantes de Luis González de Alba:
Fui al café de Marcelino Araiza porque me dijo mi padre que allí podía encontrar a un tal Juan Rulfo... El café de don Marcelino, famoso fotógrafo tapatío , se llamaba La Oficina para que los hombres no mintieran a sus mujeres al decir : ahorita vengo voy a la oficina. Estaba en pleno centro de Guadalajara . Yo tendría unos 14 años y mi padre no recordaba el nombre pero dijo : "Ese escritor que se está volviendo muy famoso." En efecto , lo encontré. No recuerdo nada extraordinario . Juan no fue jamás un conversador brillante . Me preguntó por mis lecturas , respondí que Sófocles y su respuesta no la registré.
Dijo Tomás Segovia al conocer que recibiría el premio Juan Rulfo 2005 : "Es el tipo de escritor que tiene el puro don de la escritura , un narrador misterioso. Nadie sabe por qué Rulfo tenía ese talento . En otros escritores uno puede rastrear el trabajo , la influencia o la biografía , pero Rulfo es un puro milagro. No tuvo una vida muy deslumbrante, no fue un gran estudioso o conocedor , pero nació con el don". Y ante un elogio tan vibrante de emotividad, la familia Rulfo y un abogado de nombre olvidable decidieron ofenderse. ¿Es qué no saben leer?
Lo dicho por Segovia es rigurosamente exacto y me consta: Años después de aquel encuentro, fui becario del Centro Mexicano de Escritores cuando eran asesores Juan Rulfo , Salvador Elizondo, y Francisco Monterde. Pues bien : Rulfo hablaba poco, breve y siempre para citar al anterior: "Como dijo Salvador..." No recuerdo una sola observación notable de Rulfo en todo un año. No era un ignorante y no lo dijo así Tomás Segovia, pero si alguno de nosotros esperaba maravillarse por la agudeza de Rulfo, quedó decepcionado . Rulfo dijo lo que tenía que decir en dos breves libros , y guardó silencio por el resto de su vida. En cambio, un hombre de gran lucimiento en aquellas tardes era Elizondo: Iba de Mallarmé a Joyce y de Joyce a Cuesta y de Cuesta a Stendhal y a Elliot ante el pasmo de los becarios... y de Rulfo. Los becarios éramos Ángeles Mastretta, José Joaquín Blanco, Francisco Serrano y Carlos Montemayor. Les pueden preguntar.
La grandeza de Rulfo está en dos libros escritos y en decenas de libros mediocres no escritos: Todos los que habrían sido recibidos por los editores con pagos millonarios de anticipo y que Rulfo se negó a pergeñar al impulso de razones comerciales. Rulfo es un puro milagro dijo Segovia, y no puedo imaginar un elogio más grande. Pero pensando de nuevo, es un doble milagro: no encuentro un ejemplo similar de heroica resistencia a las sirenas del mercado . No tenía más y no hizo más. Punto . Eso se llama honestidad intelectual . Y , en México es un milagro aún mayor porque si de enormes escritores se trata encontramos a Arreola, a Paz, a Revueltas , a Villaurrutia, a Gorostiza... Pero sólo recordaremos al gran Arreola en aquellos desfiguros televisivos que nos pudo haber ahorrado.
El segundo milagro de Rulfo , luego de su escritura , es su pureza . Y el premio a Tomás Segovia es uno de los mayores aciertos del que es y será el premio Juan Rulfo, con o sin la aprobación de su familia , los Pérez Vizcaíno
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