Para que Claudia Sheimbaum entregue la Presidencia faltan
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martes, 20 de septiembre de 2005
La justificación que Harry S. Truman esgrimía para su desición de arrojar las bombas atómicas sobre Japón , siempre fue -y hasta la fecha muchos están de acuerdo- que de esta manera se salvaron las vidas de muchos soldados norteamericanos y japoneses así como de civiles , pues de haber intentado la invasión de Japón como en Normandía (Día D) la masacre hubiera sido verdaderamente infernal como se vislumbró en la Batalla de Iwo Jima , donde 6000 infantes de marina norteamericanos cayeron ante la ferocidad japonesa , convirtiéndose la ocupación de este islote en una victoria pírrica.
No siempre se tiene esa visión a futuro , ese cálculo de las pérdidas , esa estimación de las bajas posibles a la hora de tomar las deciciones , no las tuvo por ejemplo Hidalgo que ante la oportunidad de ganar la Guerra de Independencia a poco menos de un año de haberla iniciado , ordenó una incomprensible retirada de sus fuerzas insurgentes cambiando la victoria por su propia ejecución y alargando la guerra y el derramamiento de sangre por once años:
El movimiento armado debería iniciarse en el mes de octubre de ese mismo año, pero descubierta la conspiración y detenidos varios de los complicados, Hidalgo, en unión de Aldama, Allende, Abasolo y otros, en atención a un aviso que, con riesgo de su vida les fue enviado por la Corregidora Doña Josefa Ortíz de Domínguez decidió efectuar el levantamiento en el acto, y así, al amanecer del 16 de septiembre de 1810, los vecinos del pueblo de Dolores, alfareros, carpinteros, herreros y campesinos, acudieron al llamado del padre Miguel Hidalgo y Costilla para iniciar la lucha por la independencia.
En poco menos de dos semanas, el ejército insurgente obtuvo una serie de rápidos y fáciles triunfos. De Dolores pasaron a Atotonilco, San Miguel el Grande (hoy Allende), Chamucuero, Celaya (en este lugar se le dio a Miguel Hidalgo el grado de capitán general y a Ignacio Allende el de teniente general), Salamanca, Irapuato y Silao, hasta llegar a Guanajuato.
Ante la proximidad del ejército insurgente, los españoles, junto con sus familias y sus caudales, se refugiaron en la "Alhóndiga de Granaditas", en la ciudad de Guanajuato. El 28 de septiembre, después de una sangrienta lucha en la que la multitud enfurecida aniquiló a sus defensores, fue tomada al fin la fortaleza. De Guanajuato, don Miguel Hidalgo se dirigió a Valladolid, ciudad que fue tomada por los insurgentes el 17 de octubre de 1810, sin que sus defensores opusieran resistencia. En ese lugar permaneció varios días organizando su tropa para salir a tomar la capital del virreinato: la ciudad de México.
En el Monte de las Cruces, a las afueras de México, obtuvo Hidalgo una formidable victoria el 30 de agosto, derrotando a Trujillo (Coronel Realista), victoria que desaprovechó lamentablemente, pues en lugar de lanzar sus tropas sobre la ciudad de México para apoderarse de ella, aprovechando el desconcierto que su victoria había ocasionado en las filas españolas, ordenó la retirada de sus tropas hacia Ixtlahuaca, por el camino de Toluca. En Puente de Calderón, cerca de Guadalajara, se enfrentaron insurgentes y realistas, estos últimos al mando del general Félix Calleja, en una batalla, que resultó ser desastrosa para Hidalgo y su gente, obligándolo a replegarse hacia el norte.
Hay quien piensa que fue la masacre en la Alhóndiga de Granaditas , en donde según las crónicas los insurgentes patinaban en sangre y miembros de de hombres mujeres y niños , lo que pesó en el ánimo de Hidalgo . Como religioso que era , seguramente quiso evitar una nueva masacre y eso le impidió prever que la victoria la tenía con sólo estirar la mano.
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1 comentario:
Bueno , que te pudo decir , los hechos ocurren independientemente del observador.
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