
Cuento de Miguel Ibáñez
El ruido del disparo retumbó en los montes, atravesó el valle, chocó en las paredes de las casas del pueblo y fue a parar, ya exhausto como un pájaro herido, al patio de la escuela donde alguna vez la víctima y el asesino habían jugado juntos.
FIN

1 comentario:
Hola!
gracias por visitar mi blog...
saluditos!
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