Es una pasión universal, es decir se encuentra en todas las culturas a lo largo de la Historia, el Génesis la consigna en el asunto Caín /Abel, el mismo Yahvé es un dios celoso . Ya es proverbial el Otelo de Shakespeare.
¿Qué hay detrás de ese afán de exclusividad , de esa especie de territorialidad emocional? Hay quién dice que los celos
son el sentimiento que acompaña al temor de perder a la persona amada, en beneficio de un rival real o imaginario. La psicología y la psiquiatría se han ocupado de la naturaleza de este sentimiento que frecuentemente llega a tener un carácter patológico y que se ha utilizado como justificación de conductas muy negativas.
En el estudio de los celos se ha distinguido entre los celos infantiles y los amorosos. Para Jacques Lacan, los celos amorosos ocultan un deseo de infidelidad que se proyecta sobre la persona amada y que se manifiesta en un deseo de posesión sexual del rival. Sigmund Freud, por su parte, estudió con detalle los sentimientos que invaden al niño cuando la figura del padre, o el nacimiento de un hermano, amenazan el amor posesivo que siente por la madre. Tal proceso lo describió como complejo de Edipo, que el niño terminará por superar, pero que, de no ser así, le creará fuertes conflictos cuando sea adulto. Los celos infantiles se manifiestan a través de algunas regresiones en la conducta (enuresis, agresividad, humor cambiante). Cuando los celos adquieren carácter patológico (delirio de celos) revelan una malformación de la personalidad y, frecuentemente, un complejo o sentimiento de inferioridad.
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