La alcaldesa de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván, propone cursos de cocina para combatir el feminicidio. Escuchado así de sopetón la propuesta parece un disparate. A ver, ¿piensa la alcaldesa que las mujeres son asesinadas porque le sirvieron a su marido un plato mal cocinado?
Ya cuando uno lee la nota completa, lo que la alcaldesa propone son cursos de cocina y manualidades...¡Ahh! No pus como que no se avanza gran cosa, sigue pareciendo un disparate.
Tal vez la nota saca de contexto las palabras de la alcaldesa, pero se alcanza a vislumbrar que a lo que se refiere Doña María Eugenia es a que si las mujeres tienen alguna manera de ganarse la vida no tendrán necesidad de atarse a un hombre violento que termine asesinándolas.
El problema para la alcaldesa es que ni aun explicando su lógica se le quita lo disparatado a su propuesta porque parte de un diagnóstico equivocado. Campos Galván piensa que las víctimas de feminicdio son mujeres que no tienen la capacidad de generarse un ingreso, pero la verdad es que esa no es una característica generalizada; cualquier mujer, independientemente de su extracción social, formación académica o capacidad de ingreso puede ser víctima de feminicidio, y así lo muestran los hechos.
Es más, hay activistas como Lidia Cacho y Marta Lamas, que opinan que el aumento de la violencia de género y el feminicidio se deben al empoderamiento de las mujeres. Esta opinión asegura que hay hombres formados en el machismo que no aceptan que una mujer sea más que ellos, es decir, el macho siempre debe ser el que manda, el que tiene la razón, y el que tiene derecho a todo.
Al ser colocado por la dinámica moderna del ascenso femenino en todas las actividades, frente a mujeres de mayores capacidades que él en lo intelectual, lo emocional , lo económico, etc; siente una profunda rebelión interna que lo llena de ira, rencor y que desemboca en violencia contra las mujeres. Lo que el macho feminicida se propone es reestablecer el orden, lo mismo pasa con el violador, no es una desnfrenada libido lo que lo impulsa, es el afán de darle su merecido a las mujeres que se le han subido a las barbas.
Además del feminicidio y la violación, lo que el empoderamiento de las mujeres ha provocado en muchos hombres es el aumento en el consumo de la pornografía y la prostiución, que a su vez ha provocado un incremento en la desaparición de mujeres, la trata de personas y la prostitución forzada. Este tipo de hombre ha renunciado al intento de establecer una relación madura e igualitaria con una mujer que no le reconoce su fuero machista, ha bajado la guardia y ha preferido recurrir al mercado sexual.
Tenemos entonces que hay causas del femenicidio tan profundas que no es posible tomar en serio la propuesta de la alcaldesa de Chihuahua, ni ninguna otra propuesta que no tome en cuenta el caracter machista de la sociedad mexicana.
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