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¿Qué se va a acabar primero?

viernes, 19 de abril de 2019

El profeta y El jardín del profeta. Gibrán Jalil Gibrán

Cuando era niño y no existían los celulares veía a las personas mayores (cuando se es niño, alguien de 15 años ya es mayor), leer mientras viajaban en transporte público. Había personas que leían diarios deportivos o de nota roja, revistas de historietas o comics (a este respecto mi amigo Enrique escribió un texto muy disfrutable llamado "El lector notofílico"); pero también había personas que leían libros. Mucho después, cuando yo mismo era mayor (es decir como de 15 años), se puso de moda ir leyendo libros de autoayuda, pero antes de eso , uno de los autores que recurrentemente leía le gente es un poeta libanés: Gibrán Jalil Gibrán.

Al leer de este autor los libros El profeta y El jardín del profeta me lamento que las preferencias de las personas hayan mudado de la poesía de Jalil Gibrán a los libros de autoayuda. Aunque me lo explico por la prisa actual que hay por obtener todo de inmediato.

Leer poesía implica un ritmo de lectura pausado para que las imágenes, los sentimientos y las reflexiones que se plasman en los versos vayan surtiendo efecto en nuestra mente (o en nuestro espíritu si quieres). No es lo mismo leer de corridito y en una sentada una receta de Og Mandino que leer:

He encontrado el camino del alma.Digamos más bien:
"he encontrado mi alma caminando por mi camino"
Porque el alma camina sobre todos los caminos.

Lees algo así y necesariamente tienes que detener la lectura y el mundo para reflexionar y saborear esas palabras.

Tratar de entender la vida a través de la lectura de poesía como la de Gibrán Jalil Gibrán (y también mencionaría a Walt Whitman), te deja una mayor sensación de paz en tu corazon y cordura en tu cabeza que intentarlo por otros medios.

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