Creo que fue Ciro Murayama quien dijo que el asunto de el Fideicomiso de Morena recuerda al Pemexgate, yo más bien creo que recuerda a Juanito.
En el Pemexgate, el Sindicato Petrolero trianguló recursos públicos para financiar la campaña de Francisco Labastida.
Supongamos que los argumentos de Morena son ciertos (eso ya lo dirá el Tribunal Electoral), y que el fideicomiso no se formó con dinero público ni se usó para la campaña, supongamos que se usó para dárselo a los damnificados del sismo. El punto es que desde el día del sismo del 19 de septiembre pasado, ante la intención de los partidos de entregar parte de sus prerrogativas económicas a los damnificados, el Instituto Nacional Electoral aclaró que eso no se podía hacer porque la ley señala que las prerrogativas son sólo para las campañas y que la ley prohibe a los partidos entregar dinero a los ciudadanos.
Es aquí que me parece que el fideicomiso recuerda a Juanito, al que López Obrador postuló para delegado en Iztapalapa con el compromiso público de que de ganar renunciaría y le dejaría el puesto a Clara Brugada.
Es decir, ante la prhoibición del INE, Morena y López Obrador creyeron encontrar un camino alterno, si tal camino está fuera de la ley, como ya lo dije, lo tendrá que dictaminar el Tribunal Electoral.
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