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¿Qué se va a acabar primero?

martes, 20 de octubre de 2015

¿creer o no creer?

"de esta segunda inocencia,
que da en no creer en nada..."

Versos del poema Las Moscas, de Antonio Machado.

Un amigo mío de la infancia estaba jugando en unas escaleras de caracol. Generalmente ese tipo de escaleras son de metal y los escalones están formados por una especie de rejas. Mi amigo tropezó en un escalón y al tratar de asirse para no caer, el dedo meñique de una de sus manos se atoró en la rejilla de uno de los escalones. Quedó suspendido por un momento breve pero al cabo de éste el meñique se le desprendió de la mano y de todos modos cayó. El golpe no tuvo consecuencias pero perdió el meñique.

Años después, en casa de mis suegros, donde también había una escalera de caracol, los primos de mis hijos estaban jugando en ellas. Me acerqué para advertirles de lo peligroso que era ese lugar para jugar y les conté la historia de mi amigo.

Quedé muy sorprendido ante la actitud de los niños al oir mi historia: me vieron con sorna, dijeron "no es cierto" y siguieron jugando.

La inocencia de los niños consiste en creer todo lo que los adultos les dicen: los magos hacen magia verdadera, los Reyes Magos y Santaclós existen, etc. Pero en la cotidiana confrontación con la realidad esa primera inocencia se va perdiendo hasta llegar al extremo en no creer en nada, que es lo que el poeta llama la segunda inocencia.

Tanto creer en todo como no creer en nada es muy peligroso; supongamos que a un niño le dicen : "tu mamá te está esperando en la esquina", el niño lo cree y se ve expuesto a un secuestro. Como ejemplo de lo peligroso que es no creer en nada podría dejar el de los primos de mis hijos que no creyeron mi historia.

También los pueblos están expuestos a los riesgos de creer en todo y no creer en nada: Como ejemplo de creer podría referir la campaña de Fox para la Presidencia, mucha gente le creyó todo y le dio su apoyo y los resultados ya los conoces.

Pero los pueblos también incurren en el no creer en nada, especialmente el mexicano y especialmente en estos tiempos de "Fue el Estado", "están vivos", "no es el Chapo".

No creer en nada que tenga que ver con la política y el Gobierno está fundamentado por décadas de desgobierno, corrupción, amiguismo, nepotismo, fraudes y mentiras y abre la puerta para la anomia el caos y el crimen organizado.

Como ejemplo de lo peligroso que es no creer en nada menciono los lichamientos cada vez más frecuentes en este pais; los linchamientos se realizan por personas que no creen ni en las autoridades, ni en la policia, ni el los jueces, ni en la ley, ni en la presunción de inocencia, ni en el debido proceso. La segunda inocencia es peligrosa.



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