Tal vez a estas alturas del sexenio Peña ha bajado los brazos en cuanto a recuperar algo de credibilidad, de otra manera no se explica que el Comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido se apresure a concluir que por haber muerto por aplastamiento el profesor Claudio Castillo (según el estudio forense de la Procuraduría, que también habría que ver...), entonces no fue en el desalojo de los manifestantes de la CETEG, ni fue muerto a manos de la Policía Federal.
Una de las prácticas de la policía para someter y torturar a los infelices que caigan en sus manos es tirarlos al suelo boca arriba y colocarles una rodilla en el tórax, el peso de un policía promedio concentrado en ese punto provoca fracturas de costillas, asfixia y no pocas veces la muerte. Cuadro que coincide con los resultados del estudio forense aplicado a don Claudio Castillo y agravado por la condición de diabético del profesor
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