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¿Qué se va a acabar primero?

domingo, 7 de diciembre de 2014

Nueva Ley de Movilidad, la represión legalizada que nos deja la acción directa de los anarquistas.

Alarmante ¿verdad?

Por Álvaro Cueva


No sé qué me parece más alarmante, si la modificación a los artículos 11 y 73 de nuestra Constitución, que son el primer paso hacia una Ley General de Movilidad, o el hecho de que la gente que pudo haber protestado contra esto estaba más preocupada por atacar al Teletón que por oponerse.

Las autoridades le acaban de dar la más violenta estocada a lo poco que nos quedaba de nuestra libertad de expresión y nuestros valientes universitarios, nuestros grandes intelectuales, ni cuenta se dieron.

Y ni modo de decir que la culpa fue de los medios tradicionales porque todos reportaron esta nota.

La gente se distrajo con el Teletón porque quiso, en cuestión de días arranca el maratón Guadalupe-Reyes y cuando regresemos no habrá poder humano que pueda hacer nada contra esto.

¿Qué es la Ley General de Movilidad? Una estrategia para impedir y reprimir, en el futuro, manifestaciones como en las que usted, miles de mexicanos y yo hemos estado participando en los últimos días.

¿Cuál es la idea? Que como esas marchas les estorban a las personas que se quieren trasladar de un punto a otro de nuestras ciudades, ya no se deben permitir.

Pobres automovilistas, pobres transportistas, pobres turistas.
Pobres todos menos los que no estén de acuerdo con el gobierno, menos los que hayan sido víctimas de alguna injusticia.

A partir de la aprobación de esta ley, en este país vale más el conductor de una camioneta que se estaciona en doble fila que el padre de un normalista asesinado.

Desde el 2 de diciembre, es más importante, en México, una muchacha que se quiere ir de vacaciones en avión que una señora a la que le secuestraron a su hija.

Si usted se quedó sin trabajo, si a su familia no le parece lo que le cobran de impuestos, si sus amigos no están de acuerdo con las nuevas reformas, con la inseguridad o con la inflación, pues se amolaron.

Igual los que se quieran hacer presentes para luchar contra el cáncer, el sida, el maltrato hacia las mujeres o la homofobia.

Todos menos los que quieran hacer desfiles patrocinados por las más importantes marcas comerciales.

Esos bloqueos sí se ven bonitos. Esas multitudes no perjudican a la nación.

Ojo, sí es importante hablar de perjuicios porque el origen de esta ley, se supone, es el beneficio colectivo.

En teoría, lo que nuestras amadas autoridades quieren es que usted y yo podamos circular bien por nuestras carreteras, calles y avenidas.

Lo increíble es que, en lugar de comenzar con un rediseño de nuestras carreteras, calles y avenidas, iniciaron destacando el daño que los ciudadanos hacemos cuando salimos a protestar.

¿Por qué si están tan preocupados por la movilidad no sacan sus estorbosas oficinas de las avenidas más importantes?

¿Por qué si están tan angustiados por la circulación de avenidas como Paseo de la Reforma, tuvieron la brillante idea de construir las nuevas instalaciones de la Cámara de Senadores precisamente sobre esa calle?

¿Por qué si les molesta que la gente perjudique a los comerciantes del Centro Histórico de la Ciudad de México atascaron de comercios el camino entre la Alameda Central y el Zócalo?

¿Por qué si sufren tanto cuando algún grupo quiere cerrar los accesos a la capital del país no han movido ni un dedo por construir más y mejores entradas y salidas para ésa, unas de las ciudades más grandes del mundo?

¿Por qué, en lugar de fijarse en eso, se fijan en la gente? ¿Cuál es la idea, solucionar o censurar?

Con la nueva Ley General de Movilidad ya nadie va a poder cuestionar a la autoridad si utiliza la fuerza para impedir manifestaciones.

Con la nueva Ley General de Movilidad esto se va a poner peor porque ya no vamos a tener adónde ir para expresarnos, para manifestarnos, para presionar.

Ahora sí estamos perdidos porque lo que nunca se dice de nuestras marchas es que si los mexicanos estamos saliendo a las calles es por una razón.

No, lo que se dice es que alguien quemó la puerta del Palacio Nacional, que un puñado de encapuchados pintarrajeó un comercio, que todas estas manifestaciones están mal.

Y ahí están los resultados, lo que nadie se esperaba, lo que nadie quiso atacar a tiempo en las redes sociales: modificación a los artículos 11 y 73 de nuestra Constitución, el inicio de la Ley General de Movilidad.

Alarmante, ¿verdad?
Fuente Milenio

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