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¿Qué se va a acabar primero?

domingo, 31 de agosto de 2014

Contrastes. Por Álvaro Cueva

Contrastes.

Por Álvaro Cueva

¿Cuál es la nota más importante de la última semana? ¿El Informe de gobierno de Enrique Peña Nieto? ¿El tema de los salarios mínimos en el Distrito Federal?

¿La propuesta para que haya menos diputados? ¿La peculiar gira mediática del Presidente? ¿Lo que está pasando en Michoacán? ¿El repunte de la inseguridad en Veracruz? ¿El derrame en el río Sonora?

¿Le digo la verdad? Para mí, la gran nota de la semana tiene que ver con los contrastes.

¿Qué contrastes? Los que hay entre lo que dicen los políticos y lo que vivimos, los que hay entre los más inmensos temas nacionales y las cosas de las que le gusta hablar a la gente.

¿Y? ¿Qué tiene esto de importante si no tiene nada de nuevo?

Tiene mucho de importante porque se supone que hoy, gracias a la tecnología, gracias a lo mucho que usted y yo hemos crecido, gracias a las redes sociales, nada de esto debería de ocurrir.

En teoría no tendría por qué haber ni una sola contradicción en el discurso de los políticos del siglo XXI y no tendría que haber ni un solo pretexto para que las multitudes no debatieran las cuestiones más fundamentales de nuestra vida nacional.

Pero parece que es todo lo contrario, que entre más facilidades, menos memoria, más aturdimiento.

A mí me interesa mucho profundizar en este asunto porque aquí, a diferencia de lo que sucede en otras áreas, nosotros somos parte del problema.

¿Por qué no hacemos nada? ¿Por qué nos dejamos? ¿Por qué fingimos demencia y solo nos quejamos en lo oscurito?

Por primera vez en décadas llegamos a un Informe presidencial donde todo es color de rosa y, perdóneme, pero nuestra realidad no lo es.

Se supone, por ejemplo, que ahora sí México va a ser una potencia en materia de educación y, con la pena, pero mis amigos maestros siguen esperando que les quiten la etiqueta de enemigos públicos número uno.

¿Así es como nuestros niveles educativos se van a disparar? ¿Con una bronca de percepción que nadie quiere resolver? ¿Sin condiciones para que nuestros maestros crezcan y hagan mejor su trabajo?

En este mismo sentido, ya casi nadie habla, a nivel medios tradicionales, de nuestros conflictos de inseguridad ni del combate contra el crimen organizado con el rigor con el que necesariamente se tiene que hablar de estos temas.

Si se menciona es como parte de “las breves”, poniendo el acento en unos videoescándalos que nunca son videoescándalos o solo en ciertos estados que son los que, casualmente, viven esos problemas.

Pues sí, suena muy bonito eso de que ahora México es tierra de cambio, de paz y de progreso, ¿pero qué pasa cuando a usted, a mí o algún conocido nos toca vivir esos conflictos?

No pasa nada porque aquí, a menos que se trate de alguna lady, de algún gentleman o de alguna campaña chusca, nadie dice nada.

Ahí sí somos bien valientes, estamos supercomprometidos, somos altamente participativos y hasta nos ponemos a cuestionar sobre nuestras diferencias sociales, el desperdicio del agua y un montón de circunstancias profundísimas.

No, ¿y qué me dice de la propuesta de los salarios mínimos? Todo el mundo aplaude de pie porque ahora sí el pueblo va a tener un ingreso digno que le va a permitir progresar.

Sí, ¿pero a usted no se le hace medianamente extraño que el mismo político que está proponiendo esto sea el que está pidiendo un carísimo cambio de imagen en los taxis del Distrito Federal?

Ahora los taxis de la Ciudad de México van a ser de color rosa con blanco.

¿Por qué? Pues porque sí. Se hizo una encuesta para determinar cuáles eran los colores más bonitos y, ni modo, a todo lo que un taxista tiene que pagar ahora, incluyendo la dulce historia del nuevo Hoy no Circula sabatino, hay que agregarle hojalatería y pintura.

Así que qué bueno que haya alguien que quiera aumentar el salario mínimo en la capital del país. Solo así algunos gremios, como el de los taxistas, van a poder pagar los caprichos de la autoridad.

Obvio, los taxistas no se están quejando y a la mayoría de la prensa le interesa más hablar de Uber o de otras aplicaciones para pedir taxis a través del celular que meterse en camisa de 11 varas poniéndose del lado de la gente.

¿Ahora entiende cuando le digo que la gran nota de esta semana son los contrastes? ¿Hasta cuándo vamos a seguir así? ¿Hasta cuándo los vamos a soportar?
Fuente: Milenio

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