Siempre me han interesado los movimientos contraculturales y por otra parte me gusta mucho el estilo de José agustín, así que disfruté mucho la lectura de el libro "La Contracultura en México" de este escritor.
En este libro José Agustín coloca a los pachucos como los pioneros de los movimientos contraculturales. Tal vez lo sean, o más bien tal vez lo sean si solamente del siglo XX se trata, porque si atendemos la definición que el propio José Agustín da de la contracultura:
"La contracultura abarca toda una serie de movimientos y expresiones culturales, usualmente juveniles, colectivos, que rebasan, rechazan, se marginan, se enfrentan o trascienden la cultura institucional"
Y en seguida define "cultura institucional", lo cual me parece muy pertinente como también me lo parece anotarlo aquí abajito:
"...por cultura institucional me refiero a la dominante, dirigida, heredada y con cambios para que nada cambie, muchas veces irracional, generalmente enajenante, deshumanizante, que consolida el status quo y obstruye, si no es que destruye, las posibilidades de una expresión auténtica entre los jóvenes, además de que aceita la opresión, la represión y la explotación por parte de los que ejercen el poder, naciones, corporaciones, centros financieros o individuos."
Decía yo que si atendemos esta definición tal vez podríamos encontrar movimientos contraculturales en otras épocas de la Historia, podríamos colocar dentro de estas definiciones al movimiento masónico, a los pensadores de la Ilustración, a los goliardos, y en una de esas hasta a los primeros cristianos, todos ellos y tal vez otros presentaron en su momento formas de expresiones culturales alternativas a la cultura dominante de su tiempo.
Pero dejemos las cosas donde las coloca José Agustín. Entonces tenemos que la contracultura se nutre por una parte de los sectores sociales inconformes: los jóvenes, las clases medias y las clases bajas. Por otra parte los movimientos contraculturales retoman distintas visiones filosóficas como el existencialismo, por ejemplo, y también convergen en la contracultura corrientes literarias como la llamada Generación Beat o autores como Tolkien.
José Agustín coloca como valor contracultural preponderante al rock & roll, aunque movimientos contraculturales como los pachucos preferían los ritmos tropicales como el mambo, y los beatnicks preferían el jazz; el rock & roll ha acompañado al resto de los movimientos que han surgido como el jipismo, la onda, el punk, etc.
Uno de los hechos curiosos acerca de la contracultura en México es que los movimientos contraculturales unieron en su contra a las fuerzas de derecha y de izquierda: la derecha reprimiendo directamente desde el poder, la Iglesia, las escuelas y las familias, y la izquierda descalificando a los movimientos contraculturales; en primer lugar porque algunos (no todos, por ejemplo los cholos o los chavos banda), han tenido su origen en Estados Unidos y para la izquierda nada que venga de allá puede ser positivo; y con especial tirria al jipismo por haber enarbolado el pacifismo, en una década en la que después de la Revolución cubana, la vía armada era la única posible vía de liberación.
Otra reflexión que me motivó la lectura de este libro es que el punto débil de la contracultura es la utilización de las drogas. Por ejemplo a los pachucos les gustaba la mota, de hecho uno de los argumentos con que la prensa norteamericana satanizó la marihuana (cuando todavía era legal su producción y consumo), era que la consumían mexicanos. Algunos movimientos contraculturales justificaban la utilización de las drogas como vía para el conocimiento interno, tal vez para algunos beatnicks y jipis lo fue, pero al pasar el tiempo fue evidente que si bien las drogas podrían potenciar la vida interna también traen graves consecuencias de salud y de convivencia, como tuvieron que aprenderlo con los chingadazos del concierto de los Rolling Stones en Altamont y con el caso del psicópata Charles Manson.
Recomiendo este libro para todo aquel que quiera ver una etapa e la Historia de México desde un punto de vista poco usual.
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