Cuando murió Hugo Chávez escribí algo sobre su política y uno de los aspectos negativos que expuse entonces fue el de su empecinamiento por presentarse como candidato aun cuando ya se sabía de lo avanzado de su cáncer. Decía yo entonces que la no reelección era el mejor antídoto que el pueblo mexicano tiene contra autócratas.
Una convencida chavista mexicana, a quien respeto mucho por sus profundos conocimientos, me espetó que la no reelección es antidemocrática.
Mucho he reflexionado desde entonces y tengo que admitir que mi amiga chavista tiene razón: Lo que ha hecho el PRI desde que institucionalizó la no reelección es tutelar la inmadurez política del pueblo mexicano y protegerlo de sí mismo.
Cuando el sistema releva al pueblo de su capacidad de decidir si reelige o no a sus gobernantes, en realidad lo que persigue es la rotación de las élites en el poder y condena al pueblo mexicano a la minoría de edad política.
A ver, para aprender a decidir, lo que se debe hacer es decidir, y tener la posibilidad de tomar una decisión acertada o equivocada, pero si desde el principio se nos cancela una de las opciones, entonces nunca aprendemos a decidir realmente.
Y eso sucede un practicamente todo aquello en lo que el Estado mete la mano, por ejemplo, cuando se declara que las drogas psicotrópicas son ilegales, en realidad se le quita al ciudadano la capacidad de decidir consumir drogas o no consumirlas, se le cancela la posibilidad de aprender a decidir.
Por eso a partir de hoy me declaro a favor de la reelección de todas los puestos de elección popular, incluida la Presidencia de la República, que se nos reconozca el derecho a equivocarnos.
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