Para que Claudia Sheimbaum entreue la Presidencia faltan

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miércoles, 18 de julio de 2012

Los Evangelios Apócrifos

La primera vez que escuché hablar de los Evangelios Apócrifos fue en un programa de televisión en el que se representaba teatralmente juicios contra personajes de la Historia, era un programa interesante, creativo, imaginativo, tal vez nadie crea ahora que ese tipo de programas pasó alguna vez por Televisa o su antecesor Televicentro, pero así fué.

En esa ocasión el personaje juzgado era Herodes, la acusación era la masacre de los Inocentes y la parte defensora combatía las fuentes de la parte acusadora por haber consultado los Evangelios Apócrifos, ya que los consideraba falsos; la parte acusadora esgrimió que en la época en que se clasificó a esos Evangelios como apócrifos tal palabra no tenía la connotación actual de "falsos" sino como su etimología indica tenían el significado de "ocultos".

En otra ocasión escuché a alguien citar un pasaje de los Evangelios Apócrifos: "Iba Jesús junto a sus discípulos caminando por las calles de Jerusalen cuando a su paso encontraron un perro muerto en avanzado estado de descomposición, todos reaccionaron con asco pero Jesús exclamó: ¡qué dientes tan blancos!"

Otra vez ví un ejemplar de estos Evangelios exhibido en un aparador de la Librería Porrúa y en la portada se leía los títulos de los evangelios, me llamó la atención los que se atribuian a María Magdalena y a Judas Iscariote; por eso me extrañó que hace algunos años la National Geographic anunciara con gran aparato publicitario el hallazgo del Evangelio de Judas Iscariote, ¡pero si ya estaba incluído en los Evangelios Apócrifos desde hace siglos!

Pues nada, que hace algunas semanas fuí a Porrúa y me animé a comprar mi ejemplar de los Evangelios Apócrifos para llevarme la decepción de que a la nueva edición le habían quitado precisamente los evangelios atribuídos a María Magdalena y a Judas Iscariote.

De todos modos acometí la tarea de leer los Evangelios Apócrifos y llegué a la conclusión de que quien haya decidido mantenerlos apócrifos, es decir "ocultos" hizo muy bien, pues al menos los de la nueva edición de Porrúa son una colección de consejas que más que una Buena Nueva, lo que traen son puras exageraciones para asustar a los niños de esos tiempos y pintan a un niño Jesús que más bien parece un matarife dispuesto a enviar al infierno a cualquiera por "quítame estas pajas", nada en común con el Jesús de los Evangelios , vamos a decir, oficiales.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El objetivo de la biblia es adoctrinar y en ese aspecto, la iglesia no podia incluir los evangelios apocrifos, lo cual muestra la forma en que la iglesia pretende manejar la verdad.

Otra cosa que no me convence en general de los evangelios es la inclinacion de los autores por lo que su objetividad me parece cuestionable.

Indio Cacama dijo...

quienes escribieron los evangelios no eran historiadores ni periodistas por lo que resulta un tanto inútil pedirles objetividad.

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