El proyecto más ambicioso de mi vida fue la de formar por lo menos a un ser humano pleno; he tenido que ampliar el proyecto a la formación de cuatro. Las personas que conocen a mis hijos a veces me felicitan porque ellos son excelentes chicos, yo siempre contesto que, más que mérito mio, lo que he tenido es buena suerte de que hayan nacido así; al ver la película que en México se tituló Tenemos que hablar de Kevin, quedo aún más convencido de ello.
Ésta película muestra, mediante recursos visuales perturbadores, el cuadro completo de una patología emocional que inicia con un embarazo no deseado, continúa con un parto distócico, es decir un parto con problemas de alumbramiento en el que hay sufrimiento fetal por el largo trabajo de parto y la consiguiente hipoxia que produce daño cerebral; sigue la patología con un bebé en extremo llorón, un niño que tarda mucho en hablar y controlar esfínteres e impulsos emocionales, unos padres incapces de establecer límites, un médico que realiza un mal diagnóstico, para culminar con un adolescente que...mejor vean la peli.
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