si don Victoriano Huerta, desequilibrado, está poniendo en eminente peligro a la patria ¿No toca a vosotros, que estáis cuerdos, señores Senadores, poner un remedio a la situación?
Ese remedio es el siguiente: Concededme la honra de ir comisionado por esta augusta asamblea a pedir a don Victoriano Huerta que firme su renuncia de Presidente de la República, creo que el éxito es muy posible. He aquí mi plan:
Me presentaré a don Victoriano Huerta con la solicitud firmada por todos los Senadores, y además con un ejemplar de este discurso y otro que tuve la honra de presentar al señor Presidente del Senado en la sesión del 23 del presente. Al leer esos documentos, lo más probable es que llegando a la mitad de la lectura pierda la paciencia don Victoriano Huerta, y sea acometido por un acto de ira y me mate, pero en este caso nuestro triunfo es seguro, porque los papeles quedarán allí y después de haberme muerto no podrá don Victoriano Huerta resistir la curiosidad seguir* leyendo y cuando acabe de leer, horrorizado de su crimen se matará también y la patria se salvará. Puede suceder también que don Victoriano Huerta sea bastante dueño de sí mismo, que tenga bastante paciencia para oír la lectura hasta el fin y al concluir se ría de mi simpleza de creer que un hombre de su temple pueda ablandarse o conmoverse con mis palabras, y entonces me matará o me dejará o me hará lo que más le cuadre. En este caso la Representación Nacional sabrá lo que a su vez debe hacer.
Por último, puede darse el caso, que seria de todos el mejor. Que don Victoriano Huerta tenga un momento de lucidez, que comprenda la situación tal como se presenta y firme su renuncia; entonces al recibirla de él le diré: señor general don Victoriano Huerta» bienaventurado el pecador que se arrepiente.
Esté acto rehabilitará a usted de todas sus faltas. En nombre de la Patria, en nombre de la Humanidad, en nombre de Dios Omnipotente, el pueblo mexicano olvida los errores de usted, y jura que de hoy en adelante os considerará como al hermano que vuelve arrepentido al seno de! hogar, y al que todos los mexicanos debemos devolver nuestro cariño y consideraciones. Con este hecho, señores Senadores, también el pueblo mexicano en su magnanimidad quedará rehabilitado ame el mundo, ante la historia y ante Dios de todas sus locuras, y la paz, el orden y la prosperidad volverán a reinar en la patria mexicana.
Espero, señores Senadores, que no me dirías que dejaréis de ocuparos hoy mismo de este asunto por no ser del que se está tratando, Si tal cosa dijereis, yo os respondería, señores Senadores, en estos críticos momentos, la salvación de la patria debe ser nuestra idea fija, nuestra constante preocupación y cuando algún medio parezca aceptable, no debe perderse la ocasión, hay que ponerlo en práctica inmediatamente.
Segundo discurso del Senador Belisario Domínguez contra Victoriano Huerta (Fragmento). Fuente:Homenaje a Belisario Domínguez y a María Hernández Zarco
Podría parecer ingenuo don Belisario al de esta manera pedir la renuncia de un psicópata asesino como Huerta, pero hay que reconocer que más que valor civil, Don Belisario tuvo un par de huevotes que hacen que, a pesar de los méritos de algunos de los galardonados con la medalla que lleva su nombre, se vean muy empequeñecidos por la calidad moral de un legislador como (¿quién lo duda?) los que ya no hay.
Escucha una espléndida disertación sobre la obra de don Belisario Domínguez y escucha completo este segundo discurso en este audio
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