Al parecer, la reacción de quien recibe una voz de alerta depende de que tan inminente perciba el peligro y ésto depende de que tan grave sea la información que ofrezca la voz de alerta.
Para las élites en el poder ésto tiene gran aplicación en las políticas de propaganda y comunicación, de tal manera que si las élites necesitan que la población reaccione en determinado sentido no tienen más que graduar la intensidad de la gravedad de las alertas.
Tenemos entonces que, si se necesita una reacción más bien atemperada, se da una voz de alerta moderada; si se quiere una reacción más áctiva se aumenta la intensidad de la voz de alerta y si se quiere la parálisis de la población se crea la percepción de un peligro inevitable, utilizando para ello una gran intensidad en la voz de alerta.
Los detalles de un estudio con variables controladas se presentan en este enlace
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