¿Debe el gobierno ocultar información a los gobernados?

El secreto ha sido históricamente un instrumento formidable para obtener, conservar y ensanchar el poder político. Desde que nuestra especie se organizó en comunidades, los detentadores del poder lo eran también del conocimiento y lo conservaban en secreto, un ejemplo de esto son los egipcios cuya élite gobernante practicaba lo que los griegos llamaron hermetismo.

Todos los pueblos mantuvieron el lo posible sus avances tecnológicos en secreto; las técnicas para hacer aleaciones resistentes como el bronce eran secreto de Estado, también lo eran los mapas y muchos conocimientos más.

En México tenemos un ejemplo reciente del secreto como arma política; el siglo pasado las facciones revolucionarias organizadas dentro del partido de Estado que tuvo varios nombres y que aun conserva el de Partido Revolucionario Instiutucional, lograron mantener durante muchas décadas el secreto de la estabilidad política. Muchos gobiernos extranjeros se interesaron en el caso mexicano: La Unión Soviética y Francia entre otros y a pesar de haber enviado a sus más lúcidos observadores políticos nunca lograron desentrañar bien a bien las reglas por las que se manejaba la élite gobernante priista. Para mayor profundidad en este asunto recomiendo la obra del maestro Saúl Mosqueda, Alta Política.

El resultado de mantener en secreto todos los aspectos de la polítca dan por resultado un Estado autoritario o de plano totalitario. Pero resulta que todos los gobiernos se dicen democráticos, esto es que han sido instituídos por el pueblo para beneficio de éste; por lo tanto no cabría ocultar información en un Estado democrático, aunque parece razonable dejar a salvo detalles sobre la Seguridad Nacional. El problema sería entonces que la calidad de Secreto de Estado que tenga un dato tendría que estar plenamente justificado.
En México los gobiernos ocultan sistemáticamente información que no siempre calificaría como Secreto de Estado, un ejemplo: el número de muertos por el sismo de 1985.
Fox promulgó una Ley de Transparencia y Acceso a la Información que, en los hechos, el autoritarismo de Calderón a derogado.
En las semanas recientes el mundo ha sido enterado de numerosos datos que se habían mantenido ocultos y que muchos de ellos explican de tal manera el proceder de los gobiernos que su ocultación no puede ser más que una práctica autoritaria.

¡Muera el mal gobierno!