Me parece que siempre hay cierto grado de incertidumbre acerca del resultado futuro de nuestras decisiones de hoy. Alguien podrá decirme que si siempre tomamos nuestras decisiones con base en un código de valores siempre nos saldrán bien las cosas. El problema es que a veces nos encontramos en situaciones en las que los valores entran en conflicto y , como dice el dicho: De buenas intenciones está empedrado el camino al Infierno. Entonces aplicar la regla de los valores a nuestras decisiones puede resultar en graves concecuencias.
Dejaré aquí anotados dos ejemplos, ambos de la Historia de México y en ambos una decisión dió buenos frutos y otra generó el desastre.
El primer ejemplo es el de Miguel Hidalgo. Cuando fué descubierta la Conspiración de Querétaro y el gobierno virreinal estaba ya ejecutando detenciones, los jefes de la conspiración no atinaban a tomar una decisión. Ante esa crisis, sólo Miguel Hidalgo tuvo el temple para saber que es lo que se debería hacer. El resultado inmediato de esa decisión fue una campaña exitosa que llevó al Ejército Insurgente a tener al centro político y económico del virreinato al alcance de la mano y entonces una decisión tomada con base en un código de valores en el que resaltaba el sentido de responsabilidad por una posible masacre provocó que la guerra se prolongara por más de diez años más, derramando más sangre que la que se hubiera derramado si la clase jodida hubiera tomada venganza contra los peninsulares de la capital.
Madero intentó cambiar al país por las buenas; Porfirio Díaz canceló esa vía , así que Madero no tuvo de otra porque el cambio era urgente y también alcanzó el éxito más o menos rápidamente y a partir de ese momento empezaron las malas decisiones, tomadas con base en un código de valores en el que la sensatez tenía relevancia y, por ejemplo, aceptó que le impusieran un presidente interino que se encargó de seguir combatiendo a las facciones revolucionarias, principalmente al zapatismo, mientras Madero hacía llamados a que los combatientes revolucionarios se desarmaran. Es evidente ahora que Madero no tenía claro que el porfirismo tenía vida propia aun sin Porfirio Díaz, y por eso entregó hasta su propia seguridad al porfirista Victoriano huerta en vez de entregarle el mando al leal Felipe Ángeles.
II
Ya sé que no es lo mismo una lata de una película que una lata de frijoles, pero igualmente nutre.La belleza debería formar parte de la canasta básica
Jesús Ochoa, actor mexicano
Un rápido vistazo a los productos con los que se alimenta el espiritu de una gran mayoría del pueblo mexicano deja una gran desolación en el ánimo y de alguna manera explica la crisis de autoestima de México que se evidenció con el rescate de los mineros chilenos. Enlace
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