Esta decisión del gobierno norteamericano afecta a México porque la ampliación de la zona de explotación en el Golfo de México podría mermar los yacimientos que estén dentro del territorio mexicano. Actualmente el bloque más próximo está a 14 km de la frontera, según los expertos petroleros es sumamente improbable que a esa distancia se afecte un yacimiento mexicano pues tendría que tratarse de uno bestialmente grande, más grande que Cantarel que mide 10 km, pero si se recorre la zona hasta la frontera entonces sí...
Al parecer Georgina Kessel, Secretaria de Energía, solicitó la suspención de tal ampliación, pero como PEMEX no ha realizado las exploraciones pertinentes, fue con las manos vacías en cuanto a información y fue mandada por un tubo por los gringos.
A continuación te dejo un artículo que apareció hoy en Excelcior:
Cómo perder el Pliego Perdido
Pascal Beltrán del Río
A sólo cuatro kilómetros del límite de nuestro mar territorial, en el lado estadunidense del Golfo de México, la plataforma Hammerhead, de la empresa texana Bois d’Arc Energy, se prepara para explotar un yacimiento con petróleo ligero de alta calidad, grado 40.
Un poco más allá, las plataformas Trident 1, 2 y 3, de la californiana Chevron, están haciendo lo mismo.
Compañías petroleras extranjeras llevan doce años explorando las aguas profundas del Golfo de México en busca de hidrocarburos. Ya recibieron en concesión 16 bloques (extensiones) del fondo marino y se espera que en poco tiempo estén en plena producción.
Si bien el gobierno mexicano logró una moratoria en la parte de la plataforma continental conocida como Hoyo de Dona, el interés se ha movido hacia el oeste a una zona marítima ubicada al sur de Houston y al oriente de Matamoros, conocida como Cinturón de Pliego Perdido (CPP).
El Perdido Fold Belt, como se le llama en inglés, forma parte del Cañón de Alaminos y debe su nombre al científico estadunidense Ray G. Martin, quien ha estudiado desde los años setenta las estructuras geológicas del Golfo. Martin lo llamó así por su proximidad con el Cañón de Río Perdido, situado en aguas mexicanas.
Una parte del CPP está en México y, otra, en Estados Unidos. La zona tiene reservas prospectivas por 50 mil millones de barriles de petróleo. Hasta ahora, Pemex cuenta con evidencias de que cuando menos los pozos Trident fueron perforados sobre un yacimiento transfronterizo.
En 1983, Martin y dos de sus colegas publicaron un estudio titulado Oil and Gas Potential of the Maritime Boundary Region of the central Gulf of Mexico (Potencial de petróleo y gas en la región de límites marítimos del centro del Golfo de México). Luego vinieron más estudios que confirmaron la riqueza energética del lugar: Jon Blickwede y Tom Queffelec, en 1988; David Fuqua, en 1990, y Bruce Trudgill, en 1995, son algunos de los geólogos que trataron detalladamente el tema.
En México, al parecer, nadie estaba escuchando.
En 1996 se realizó la primera perforación en el CPP. Aunque los resultados de dicha exploración siguen siendo confidenciales, es evidente que dieron lugar a un enorme interés por parte de diversas petroleras. La zona se dio a conocer como la “nueva frontera del petróleo”, por las dificultades que representa la profundidad del agua, que va de los 2 mil 300 a los 3 mil 200 metros.
Entre abril y junio de ese año, un consorcio formado por las empresas Shell, Texaco, Amoco y Mobil que a mediados de los ochenta obtuvo una concesión para explotar la zona perforó el pozo Baha 1, en un tirante de agua de 7 mil 612 pies (unos 2 mil 338 metros), a 40.9 kilómetros de la línea imaginaria que divide las aguas de México y Estados Unidos.
A mediados de 2001, la petrolera Unocal que en 2005 fue absorbida por Chevron perforó el pozo de exploración Trident 1 y encontró petróleo a una profundidad de 20 mil 500 pies, en un tirante de agua de 9 mil 687 pies (2 mil 975 metros), lo que estableció un record mundial.
El pozo Trident 1 se encuentra a solo 5.9 kilómetros de la frontera con el mar territorial mexicano. En total hay nueve pozos petroleros preparándose para producir crudo en el CPP y ninguno de ellos está a una distancia mayor de 45 kilómetros de la frontera. Dos de ellos, Great White 1 y 2, forman parte de un campo petrolero cuya producción potencial es de 130 mil barriles diarios, informó recientemente la empresa Shell.
El Estado mexicano podría buscar una moratoria para el Cinturón de Pliego Perdido similar al que tiene el Hoyo de Dona. Ojalá lo logre, aunque no puede pensarse como una solución definitiva. Lo que realmente necesitamos es una estrategia integral para sacar el petróleo del subsuelo ahora que el precio internacional está tan alto. Requerimos ese petróleo para nuestro desarrollo, no para dilapidarlo en gasto corriente y canonjías para líderes sindicales.
A Pemex le hacen falta once plantas coquizadoras incluidos los seis proyectos de reconversión de las refinerías existentes— para incrementar la rentabilidad de su producción de destilados. Necesitamos dos nuevas refinerías, para reducir nuestras importaciones de gasolinas. Requerimos presupuesto para exploración, perforación, mantenimiento, embarque, transporte y almacenamiento.
Hay que ser sensatos: Pemex no tiene la capacidad de financiar esos proyectos. A fin de devolverle vigor a nuestra industria petrolera y asegurar la soberanía energética del país, se necesitan alianzas estratégicas con otros jugadores. La alternativa es dejar ese petróleo en el subsuelo hasta que el destino nos alcance con precios internacionales deprimidos y agujeros en nuestro presupuesto, y hasta que los yacimientos transfronterizos del Golfo hayan sido aprovechados por otros mediante el ya famoso efecto popote.
Para explotar yacimientos como los que hay en el Cinturón de Pliego Perdido, no necesitamos entregar nuestra soberanía. Ni siquiera hay que asociarse con las grandes multinacionales. Podríamos formar alianzas estratégicas con empresas semipúblicas como StatoilHydro, de Noruega, y Petrobrás, de Brasil, que tienen la tecnología y los recursos para trabajar en aguas profundas.
Una posición nacionalista no consiste en condenar a Pemex a la inanición mediante la inactividad, sino en imaginar estrategias para sacar un recurso que no vale nada y sí cuesta mucho guardado bajo tierra.
Si lo que nos preocupa es que vengan otros a llevarse nuestro petróleo, hay que actuar ya para dotar a Pemex de los instrumentos legales que necesita para asociarse. No hacer nada, es perderlo todo.
Más información sobre el tema lo encuentras bajndo este audio
1 comentario:
Todos contra los monopolios, urge legislar para acabar con TODOS los monopolios, incluyendo también los particulares.
¿Qué les importa a ellos México? lo que quieren son sus sobresueldos y prebendas para eficientar a México
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